Me gustaría gritar de nuevo en contra del desaguisado español con el tema de la inmigración, me gustaría soltar improperios contra la deriva española hacia el chavismo. Tengo ganas de salir a la calle para impedir la llegada del nazismo a Europa, pero, ante todo, hoy quiero ir al fondo de todo esto, aun a sabiendas de que me estoy repitiendo y de que, además, muchos no estaréis de acuerdo conmigo.
Sí, el partido de Ciudadanos estaba condenado al fracaso desde el momento de su constitución. Como movimiento ciudadano hay que reconocer que Ciudadanos fue una especie de liberación frente a una dictadura revestida de democracia, algo similar a la euforia que se vivió en toda España cuando desapareció la dictadura franquista. Pero todos esos valores que significaba este movimiento ciudadano y que lo llevaron a lo más alto en Cataluña y en España, se empezaron a perder desde el momento mismo en que dio el salto a partido político. Muy pronto el partido de Albert Rivera se apropió de todos los vicios de los partidos tradicionales: imposiciones a dedo, adulación al jefe, primarias manipuladas, violación de los estatutos. Corrupción quizás no, pues tampoco tuvo muchas oportunidades Sé de lo que hablo, pues por mi edad me tocó presidir muchas mesas de las reuniones, y lo lamento como el que más, porque dediqué inútilmente mucho tiempo y dinero en defensa de unos ideales que poco a poco fueron desapareciendo.
¿Hizo bien Ciudadanos en convertirse en partido político? Sí, pues los partidos políticos son necesarios. ¿Hizo bien en convertirse en un partido tradicional? No. Ese fue su gran error. Estamos en el siglo XXI. Los bancos cierran su oficina y nos obligan a hacer las operaciones por Internet. Los agricultores abandonan el arado romano y la siega a mano y se pasan a unas máquinas enormes. La industria se robotiza y vamos al coche eléctrico o de combustible limpio, e incluso al coche sin conductor, pero los partidos políticos siguen anclados en el siglo XIX. No me diréis que necesitamos 350 diputados semidormidos o jugando con el móvil en sus escaños mientras sus jefes de filas se insultan mutuamente. ¿Es imprescindible que se desplacen a Madrid para levantar la mano como robots- en el momento de las votaciones? Ahí está el mal y la dictadura a que está sometida toda Europa
Seamos sinceros, Que levanten la mano los diputados, eurodiputados, senadores y diputados regionales que dedican más de dos horas semanales al trabajo a favor de sus representados (que no es lo mismo que a favor del partido). No he querido hablar hoy de ninguno de esos problemas urgentes que nos preocupan, porque el problema más grave que tiene España y Europa se llama partidos políticos, se llama dictadura de los partidos políticos
Mientas no lleguemos a un voluntariado político un 95 % de los casos, Europa no levantará cabeza. Con un voluntariado político en el que se supriman los sueldos nadie estaría dedicado exclusivamente a la política, habría muchísimos voluntarios y desaparecería toda la corrupción política. En otros países es la dictadura del capital la que gobierna, me diréis. Pues yo os digo que en la dictadura del capital al que no vale lo echan a la calle y con la dictadura de los partidos políticos se echa a tomar vientos a todo el que vale y no se calla.
¿Por qué, además, he elegido hoy, este tema?, Mi amigo de los tiempos de Ciudadanos, Ramón Arcau, me dice que los pocos que quedan dentro de este partido están hablando de la renovación del mismo. Si los que siguen dentro conservan aún algunos de los valores del primitivo partido, alabo su compromiso Claro está, siempre que no quede el menor vestigio de los antiguos dirigentes y siempre que en sus estatutos esté terminantemente prohibido cobrar sueldos o dietas.
Desapareció Ciudadanos y desapareció por mucho tiempo la ilusión del movimiento ciudadano. Y alguien debería responder de esto.