Tras unos años de bajón, el deporte de Valladolid vuelve a resurgir. Cada poco tiempo hay una buena noticia y este domingo el Parquesol Femenino fue el protagonista, después de certificar su ascenso a Primera B. Así, logró el objetivo marcado a principio de temporada, cuando conoció el nuevo formato de categorías del fútbol femenino.
El conjunto naranja estará el próximo curso entre los 48 mejores equipos de España -16 de Primera y 32 de Primera B-, algo que se ha ganado después de muchos años trabajando para crecer. La guinda la puso este domingo, cuando ganó al Dinamo Guadalajara (3-1) y, a falta de tres jornadas para la conclusión del campeonato, celebró el ascenso.
Un ascenso más que merecido que sirve como premio al buen trabajo gestado en el Saso desde que Javi cogió las riendas de una plantilla que ha ido cambiando. También lo han hecho los entrenadores, pero cada uno de ellos dejó una semillita para hacer crecer al Parquesol. Un ascenso de Alberto y Óscar, entre otros, que tuvo a Rubén Jiménez como el artífice final.
Un ascenso de jugadoras como Sandra Sánchez y Anabel, que ahora están centradas en sus carreras como periodistas en Madrid; de Laura y Ainoa, que ahora comparten vestuario en el Madrid CFF de la Liga Iberdrola; de Lore y Alexia, que salieron al Sporting de Gijón y Alavés, respectivamente; de Paula, de Crispi y de otras muchas más que aportaron su granito de arena.
Un ascenso de las que siguen desde el principio, como es el caso de Ali, Sandra, Maka, Barbi, Judy...; de las que se han hecho fuertes tras arribar al Saso, como Nata; y de las que, pese a su juventud, han demostrado ser claves en el equipo naranja, como Paulita Román, Alicia Rey, Iria... Porque este Parquesol ha dado fe de que la edad no importa, y que cuando tienes calidad, entrega y ganas de mejorar, todo es más fácil -y un poco más todavía con un entrenador como Rubén Jiménez-.
Un ascenso de un club que apostó por el proyecto y, pese a los baches del camino, el tiempo ha dado la razón a quienes creyeron a muerte en él. También de los amantes del deporte, en general; al fútbol femenino, en particular; de familiares que no se han perdido ni un partido; y de las instituciones que han ayudado desde la barrera a que el objetivo se acercara cada vez más.
Y es que este es un ascenso que también permite crecer al deporte vallisoletano y al femenino, el cual cada vez tiene más presencia en una ciudad con gran variedad de disciplinas. En definitiva, un ascenso de muchos.