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Clásico

Con L de Literatura

Por Sonia Santos Vila

El monje y la hija del verdugo, de Ambrose G. Bierce


Iniciamos hoy, con sumo gusto, este blog de contenido literario. Pretendemos seleccionar y comentar obras de nuestra preferencia y favor pertenecientes a la Literatura Universal, estimulando, así, el interés de nuestro público por esas mismas lecturas, y, en consecuencia, por el espacio literario, en general.

Se nos ocurre dar comienzo con El monje y la hija del verdugo (The Monk and the Hangman's Daughter) del escritor norteamericano Ambrose G. Bierce (1842-1914(?))  ?además, militar y periodista, entre otros oficios-, quien publica esta novelita (la única que compuso, por otra parte) en 1892. Se trata de una recreación literaria a partir de la obra alemana Der Mönch von Berchtesgaden de Richard Voss, que traduce al inglés su amigo, el odontólogo Gustav Adolph Danziger (de Castro), y que corrige el propio Bierce. Es, por tanto, un texto en colaboración, el cual arrastró un agudo enfrentamiento entre los dos, en pos de su autoría.

Grosso modo la novela 'relativamente breve- nos cuenta por capítulos el amor fatal que siente un joven monje franciscano, Ambrosio, por una muchacha de extraordinaria y peculiar hermosura llamada Benedicta, en una especie de diario. Los paisajes descritos' aunque, en algunas ocasiones, lugares amenos o agradables- mayoritariamente agrestes, la omnipresencia religiosa, la horca y la muerte, el miedo, el horror y el sentimiento amoroso encasillan, formalmente, este escrito dentro de la estética romántica, pues son ingredientes esenciales del goticismo.

El ambiente gótico fluye a través de tres personajes fundamentales: el monje Ambrosio, pronto a cumplir con sus obligaciones religiosas y su destino eclesiástico, en cuyo ánimo, inicialmente, residen las ansias de proteger a la inocente y proscrita Benedicta "quien se cruza en su camino-, ansias que se tornan, al final, en una pasión desbordante, insana y trágica; la doncella Benedicta, quien lleva consigo el legado de ser hija de verdugo siendo apartada socialmente, quien se presenta inmaculadamente" también en belleza-, y quien parece ser objeto de atención y protección de Ambrosio y Roco; y, por último, Roco, hijo del capataz de las minas de sal, lo que le convierte en un hombre arrogante y molesto, en su vinculación con Benedicta, por la presencia del franciscano, hasta tal punto que dicha molestia desembocará en una lucha física entre los dos hombres.

Todo parece apuntar a que se trata de un triángulo amoroso, sin embargo la conclusión de la novela nos desvela, con sorpresa, la desgraciada e inesperada realidad.

La línea dramática del texto se distribuye en tres actos, que se corresponden con los tres momentos en que Ambrosio recibe aislamiento punitivo por interferir en la vida de su protegida. Pero también esa soledad clarifica al religioso su pasión in crescendo por la joven. Las últimas páginas de la obra son muestras de esta tragedia romántica narrada cuando la locura sentimental y los celos dominan al protagonista, quien actúa por su libre interpretación y por su equivocada intuición, muy alejadas ambas de la auténtica verdad.

Recomendamos vivamente esta novela a los amantes de la literatura gótica por su singularidad, y a los lectores de Ambrose Bierce por su extrañeza, dentro de la producción narrativa del escritor.