Con 34.000 habitantes y 61 km cuadrados de superficie, la pequeña república de San Marino es la única superviviente de las Ciudades-Estado que dominaron el centro y norte de la península itálica entre los siglos X y XV. Logró mantenerse independiente gracias a ser un territorio pobre, de escasa importancia estratégica y demográfica, donde hasta el siglo XVIII apenas vivían 3.000 personas. Al contrario que otras Ciudades-Estado, nunca expandió sus fronteras, una elección inteligente que garantizó su pervivencia, al no ser vista como una amenaza por otros territorios.
Gracias a ello, hoy la Serenísima República de San Marino puede alardear de ser la república más antigua del mundo, e incluso de haber sido mitológicamente fundada en el año 301 alrededor del monte Titano, de 738 m. de altitud, perteneciente a la cadena de los Apeninos. La silueta del monte cuenta con tres picos en los que se levantan las tres torres que son el emblema del escudo del país, bajo el que reza la palabra 'Libertas': la de la Guaita, la de la Cesta o Fratta y la de Montale.
Y eso a pesar de que San Marino es el tercer país más pequeño de Europa, después de Ciudad del Vaticano y el Principado de Mónaco. Está incrustado en Italia, rodeado por las regiones de Emilia-Romaña y Las Marcas, a poco más de 10 km de la costa adriática. El italiano es la lengua oficial y, aunque no pertenece a la Unión Europea, usa el euro como moneda, con sus propias variedades, para deleite de los aficionados a la numismática.
Al llegar a San Marino no hay patrullas fronterizas. Un cartel da la bienvenida a la 'antigua tierra de la libertad'. Se divide en nueve administraciones locales llamadas 'castelli', estructuradas como los ayuntamientos italianos.
Es la única república donde se elige no uno, sino dos jefes de Estado -llamados 'capitanes regentes'- que comparten colegiadamente la dignidad más alta del país. La idea de tener dos jefes de Estado en San Marino fue tomada del tiempo de los cónsules de la República Romana, dos para que uno controlara al otro y así dificultar que se produzcan actuaciones de mala praxis.
Esta forma de gobierno data al menos de 1243, año oficial de la independencia de San Marino, cuando se eligieron los primeros 'capitanes regentes' de los que se tiene constancia. La pareja de jefes de Estado se renueva cada seis meses, un mandato breve para evitar que acumulen demasiado poder y se apeguen al sillón, ocupando el cargo entre el 1 de abril y el 1 de octubre de cada año, y no pudiendo ser reelegidos en los tres años siguientes.
Los capitanes regentes deben pertenecer y ser votados por el Parlamento de San Marino, llamado 'Consiglio Grande e Generale', que consta de 60 miembros y es renovado cada cinco años. Hasta 1945, su elección no se realizaba mediante votación sino a través de sorteo. El cambio en la forma de elección hizo que los capitanes regentes sean representantes de los partidos que tienen mayoría en el Gran Consejo General. Desde 1974 las mujeres pueden ser elegidas. La primera capitana regente llegó en 1981. Hasta hoy, nunca ha habido dos capitanes regentes mujeres a la vez, sólo dos hombres o un hombre y una mujer (como ocurre en el presente semestre, con Alessandro Rossi y Milena Gasperoni).
La reforma de 1945 modificó las funciones de los capitanes regentes, que dejaron de tener un papel ejecutivo -desempeñado ahora por los diez secretarios de Estado (ministros) que componen el Gobierno- y adoptaron una función simbólica. Son los presidentes del parlamento y firman las leyes, pero no es un poder ejecutivo, sino de control. También representan al país ante los organismos internacionales.
El origen de San Marino es una historia en la que se mezclan realidad y leyenda. En el año 275 los emperadores Diocleciano y Maximiano, además de intensificar las persecuciones contra los cristianos, decidieron reconstruir la ciudad de Rímini, destruida por los Liburinos. Según una tradición que todavía hoy los sanmarinenses transmiten de generación en generación, desde la isla de Arbe (hoy Rab), en Dalmacia, actual Croacia, llegaron Marino y León, dos canteros enviados al Monte Titano para reconstruir los muros circundantes. Después, León se refugió en el Monte Feliciano – hoy Monte Feltro – y Marino volvió a Rímini, donde predicó el cristianismo y obtuvo muchas conversiones. Pronto su fama creció y apareció una mujer afirmando ser su esposa. Marino, para alejarse de la falsedad, se retiró al Monte Titano, donde construyó una celda de monje y una iglesia en honor a San Pedro. La mujer finalmente se arrepintió y confesó que había mentido.
La pequeña comunidad fundada por Marino y León en el Monte Feltro ocupaba una tierra propiedad de una dama llamada Felicísima, que más tarde contraviniendo su voluntad fue reclamada por su hijo, Verísimo. Cuando este enfermó de parálisis la madre, a pesar de la reprobable actuación del joven, rogó a Marino que rezase para que se curase. Cuando esto ocurre, se atribuye a un milagro. Madre e hijo, así como un número de parientes, se convierten y reciben el bautismo directamente de Marino, a quien donan sus tierras para establecer su comunidad religiosa.
El obispo de Rímini, San Gaudencio, concedió a Marino el diaconado. Cuando Marino regresó a su casa, según la leyenda, encontró que un oso había desgarrado al burro que le ayudaba en su trabajo. El santo domesticó al oso y éste sustituyó al burro en las cotidianas tareas de carga y transporte.
Marino pasó el resto de su vida en el Monte Feltro con su comunidad, hasta su muerte en el 366. Por eso la diócesis recibe el nombre de San Marino-Montefeltro. Cuenta la leyenda que murió pronunciando estas últimas palabras a su pueblo: "Te dejo libre de ambos hombres", en referencia al Emperador y el Papa, plantando la semilla de su espíritu independiente que continúa hasta hoy.
En el siglo XIV, durante el Papado de Aviñón, los sanmarinenses se fueron liberando de la autoridad del obispo de Montefeltro. Los duques de Urbino, en disputa con la casa de Malatesta en Rímini, les protegieron garantizando su independencia. Y son escasos los momentos históricos en que fueron conquistados: en 1503 seis meses por César Borgia, liberándola el papa Julio II; y en 1739, cuando el cardenal Giulio Alberoni, legado papal de Romaña, entra en San Marino con sus tropas, aprovechando la búsqueda de dos forajidos (Pietro Lolli, ex Consejero y Capitán Regente y Marino Belzoppi). El cardenal realiza cambios en las reglas de San Marino y obliga a las autoridades a jurar lealtad al Estado Pontificio, desencadenando la rebelión de la población contra las tropas cardenalicias. El 5 de febrero de 1740, la intervención del delegado pontificio Enrico Enríquez, enviado en auxilio por la Santa Sede, hace que San Marino recupere su independencia. El 5 de febrero es el día de Santa Águeda, y por eso aún hoy en esta fecha se celebra la fiesta de Sant'Agata (nombrada copatrona de la República junto con San Marino y San León, este último con su fiesta canónica el 1 de agosto).
Napoleón de joven admiraba la mentalidad republicana de San Marino y estipuló tratados comerciales que les protegieron y ayudaron económicamente, eximiéndoles del pago de impuestos. El renacimiento de San Marino tras este período convulso es atribuible a Antonio Onofri (1759-1825), siete veces Capitán Regente, llamado el "padre de la patria".
San Marino dio refugio a Giuseppe Garibaldi, y esto permitió que durante la Unificación de Italia se firmara el primer documento de buena vecindad entre ambos países, en 1862, en que se reconocía su soberanía. El 24 de abril de 1861 Garibaldi recibió la nacionalidad de San Marino "ad honorem" y declaró: "Estoy orgulloso de ser ciudadano de una República tan virtuosa"; y el 13 de junio de 1864 sus palabras fueron: "Te agradezco el regalo que siempre renovará en mi memoria la generosa hospitalidad de San Marino en una hora de supremo desastre para mí y para Italia".
El 7 de mayo de 1861, Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos de América, escribió a los Capitanes Regentes este elogio: "Grandes y buenos amigos. Aunque la extensión de sus dominios es pequeña, su estado es, sin embargo, uno de los más honrados de toda la historia. Ha demostrado, con su experiencia, la verdad, tan llena de aliento a los amigos de la Humanidad, que un gobierno fundado en principios republicanos puede administrarse de manera segura y duradera". Lincoln había sido nombrado previamente ciudadano honorario de San Marino, que fue el primer Estado europeo y segundo del mundo en abolir la pena de muerte, en fecha tan temprana como 1865.
Fueron neutrales en ambas Guerras Mundiales. Su república permaneció independiente incluso durante el fascismo, cuando tuvo un gobierno alineado con Mussolini. Durante la II Guerra Mundial más de 100.000 personas obtuvieron asilo, incluidos judíos salvados de los campos de concentración, y se alojaron en edificios, iglesias, o túneles ferroviarios. Para una población de menos de 15.000 habitantes, conseguir alimentos para tanta gente supuso un esfuerzo enorme.
San Marino se desarrolló vertiginosamente en los años 70 del siglo XX, cuando comenzaron a introducir medidas convirtiendo al microestado en uno de los paraísos fiscales de Europa. Esto terminó con la crisis bancaria de hace algo más de una década, después de que Italia inscribiera a San Marino en la lista negra fiscal. Para salir de ella, el país asumió compromisos, como terminar con el anonimato en la propiedad de las empresas o el secreto bancario, que le llevaron a una recesión, aunque actualmente los buenos datos macroeconómicos, de deuda nacional y tasa de desempleo indican que sus parámetros son de prosperidad.
Muchos de los personajes históricos vinculados con San Marino están representados en su Museo de Cera, abierto en 1966. Desde 2008 el casco antiguo de la capital y el Monte Titano de esta república fueron declarados por la UNESCO patrimonio de la humanidad. La Piazza della Libertà está presidida por el Palazzo Pubblico, Ayuntamiento y sede del Gobierno de la República, donde de mayo a septiembre, cada media hora se realiza la ceremonia del cambio de guardia.
Los restos del legendario fundador San Marino se encuentran actualmente bajo el altar en la Basílica del Santo, construida en el siglo XIX sobre el solar donde estuvo la iglesia primitiva del siglo IV, y aparte a la derecha se encuentra su cabeza. La sacan para ser venerada cada año en el día de San Marino, el 3 de septiembre. Colindante a la basílica se encuentra la pequeña iglesia de San Pedro, que alberga una cripta que contiene dos nichos que la tradición afirma son los lechos de piedra de San Marino y San León.
La tiradora Alessandra Perilli consiguió la medalla de bronce en la prueba de Foso Olímpico de los Juegos de Tokio de 2021, otorgando a San Marino la primera medalla olímpica de su historia, que nadie había conseguido en los 61 años transcurridos desde que la diminuta república pudo participar por primera vez en los Juegos de Roma de 1960. Se puede ser pequeño en tamaño y enorme en valía.
Fotografías: Gabriela Torregrosa