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Cuaderno de bitácora

Por Sonsoles Sánchez-Reyes Peñamaria

Ludovico Sforza


Figura emblemática del Renacimiento italiano, político, guerrero y protector de las artes, Ludovico María Sforza se convirtió en duque de Milán en 1494, sin librarse jamás de la imagen de 'usurpador' del poder tras la sospechosa muerte de su sobrino, heredero del ducado.

Empleando a los mejores artistas, como Leonardo da Vinci, implementó un rico programa artístico centrado en celebrar su persona y el vínculo con sus predecesores como propaganda para legitimarse. 

Ludovico Sforza (1452-1508) era llamado desde su nacimiento con el sobrenombre de El Moro, seguramente por su tez oscura, muy diferente de la de sus hermanos. Y solía vestir de negro. Inteligente, culto, cínico, con grandes habilidades políticas y amante de las artes, hizo del Ducado de Milán uno de los territorios más ricos, elegantes y admirados de Europa, forjando la importancia de la Milán contemporánea.

En el momento del asesinato en una conjura del duque de Milán, Galeazzo María Sforza (hermano de Ludovico), su heredero, hijo de Galeazzo y de Bona de Savoia, llamado Gian Galeazzo, tenía solo 7 años. Era el año 1476. Las leyes establecían la regencia de la Reina hasta su mayoría de edad.

En 1479 murió otro hermano de Ludovico, Sforza María, el siguiente en la línea de sucesión tras Gian Galeazzo. Ludovico María se convertía así en el segundo en sucesión al trono.

Ludovico, que había dejado Milán por cuestiones políticas, persuadió a Bona de Savoia de que si volvía, traería tranquilidad al ducado. Así fue, y el pequeño Gian Galeazzo firmó la regencia del Moro.

En 1482, momento de pujanza del Ducado de Milán, Leonardo da Vinci, que tenía 30 años, escribió a Ludovico Sforza, exactamente de la misma edad, ofreciéndole sus servicios: "Tengo proyectos de puentes con andamios muy ligeros y fuertes, adaptados para ser fácilmente transportables con los cuales asaltar al enemigo y del enemigo escapar; estoy en grado de procurar el agua de fosos en caso de asedios y de tomar la delantera con puentes, escaleras y otros instrumentos adaptados. Si siempre, durante un asedio, no se pudieran usar las máquinas tirabombas, conozco el modo de abrir pasajes en rocas y otras fuentes". "En tiempos de paz creo poder satisfacer muy bien, en comparación con cualquier otro, en arquitectura, proyecciones de edificios públicos y privados y hacer arribar agua de un lugar a otro. Además, puedo esculpir en mármol, bronce y terracota tan fiel a los orígenes de cuanto podrían hacerlo otros".

Ludovico Sforza nombra a Leonardo 'ingeniarius ducalis'. Comienza el primer periodo milanés del artista, 18 años, de 1482 a 1500.

Da Vinci pinta el famoso cuadro La Dama del armiño retratando a Cecilia Gallerani, amante de Ludovico, uno de los personajes femeninos más cultos de la época: escribía poesía en latín, componía música y organizaba reuniones con artistas, intelectuales y filósofos. Leonardo y ella se hicieron muy amigos.

Y en 1492, Da Vinci inicia el fresco de la Última Cena a petición del Moro, en el refectorio de la iglesia florentina de Santa María delle Grazie.

Ludovico, al frente del ducado más grande, rico y fuerte de la península itálica, concertó su casamiento con Beatriz d'Este, hija del duque de Ferrara, de sólo 5 años. Ferrara era de vital importancia geográfica y estratégica. 

Cuando ella alcanzó la edad de 15 años, en 1491 se celebró el matrimonio de conveniencia, luego convertido en amor, y Beatriz sería la consejera más leal del Duque, uno de los personajes femeninos más importantes de su siglo, culta, inteligente y con gran habilidad política, potenció las artes y el conocimiento, además de realizar una gran labor diplomática en apoyo de su esposo, convirtiendo la corte del Moro en una de las más exquisitas de Europa. Tuvieron dos hijos: Maximiliano en 1493 y Francisco en 1495. Aunque él mantenía amantes. A una de ellas, Lucrecia Crivelli, de quien tuvo un hijo, Ludovico le regaló un retrato de Leonardo: La Belle Ferronnière.

En 1493 Milán era uno de los estados más poderosos de Europa, pero Ludovico seguía siendo considerado un usurpador del trono.

El Moro buscará en Maximiliano I de Austria, Emperador del Sacro Imperio Romano, el aliado para su reconocimiento como duque de Milán. Los Habsburgo, tras las guerras con Francia, necesitaban dinero, y acordaron casar a la hermana del duque Gian Galeazzo, Bianca María, con su majestad austríaca. Leonardo organizó la escenografía de la boda.

El 4 de febrero de 1495 muere Gian Galeazzo, extendiéndose las voces de que su tío Ludovico lo había envenenado. Tras los funerales, Ludovico convocó un Concilio en el castillo para la sucesión, y por unanimidad fue elegido duque de Milán, de la que ya ejercía el poder como regente. Bajó a pie las calles de la ciudad como establecía la tradición hasta la iglesia de San Ambroggio, donde recibió la bendición del prior con la espada y el cetro, símbolos del poder ducal.

Pero el rey de Francia, Carlos VIII, soñaba reconstruir el Imperio Romano de Occidente y coronarse emperador, y para eso necesitaba los puertos italianos del sur. Eso alarmó a los estados de la península itálica, que se sintieron amenazados. Cuando Nápoles cayó, el Rey Carlos inició el retorno a Francia. En el paso de los Apeninos lo esperaba un ejército de Milán, Venecia, Mantua y Ferrara, y mercenarios a sueldo. Pero tras la cruenta batalla Carlos logró volver a Francia e iniciar su rearme.

Entonces el Moro firmó la paz con el Rey francés. Venecia lo consideró un traidor.

Las tragedias asolaron al duque de Milán: en poco tiempo perdió a su querida hija extramatrimonial, Bianca Giovanna, y a su esposa, fallecida al dar a luz a los 21 años un niño que tampoco sobrevivió, en 1497. Fue enterrada provisionalmente en la basílica de Santa Maria delle Grazie de Milán, donde se encuentra el famoso fresco de La última cena, mientras se construía una espléndida tumba en la Certosa di Pavia donde el duque planeaba un día descansar junto a ella. Poco sospechaba entonces el Moro que ese maravilloso sepulcro quedaría vacío para siempre y que estaban condenados a no yacer en la misma tierra.

En 1498, el rey francés Carlos VIII murió. Su sucesor, Luis XII, reclamaba como propio el estado sforzesco pues su abuela Valentina Visconti era hija del Gran Gian Galeazzo Visconti, el duque de Milán que comenzó la construcción del Duomo. Venecia no tardó en unirse con Francia. Sólo Maximiliano de Austria, en profunda crisis financiera, quedaba aliado a Milán.

Venecia invadió el Ducado mientras los franceses lo hacían por el otro flanco. Las principales poblaciones no opusieron resistencia, descontentas con los altos impuestos del Moro.

Ludovico pasó los Alpes para llegar a donde residía el Emperador Maximiliano el 2 de septiembre de 1499. Cuatro días después, Milán caía bajo los franceses. Iniciaría más de 300 años de dominación extranjera.

Ludovico reclutó 800 mercenarios suizos y 500 hombres de armas, y el 1 de enero del 1500 volvió para recuperar su ducado. Llegó a Milán y reconquistó Novara. Pero el 6 de abril, el castillo de Novara fue alcanzado por un gran ejército francés en el que también había mercenarios suizos. El encuentro entre los ejércitos fue sanguinario. Las tropas de Ludovico, inferiores en número, estaban exhaustas, y al término de la segunda jornada los mercenarios suizos del Moro abandonaron la pelea alegando no querer luchar contra compatriotas, pese a los intentos de Ludovico de doblar sus sueldos.

El 9 de abril, los soldados salieron del castillo de Novara para rendirse al francés que esperaba fuera. Ludovico, disfrazado de soldado, intentaba escapar. Pero uno de sus soldados gritó a los franceses quién era, y fue apresado. Cuando el duque fue hecho prisionero por los franceses, Leonardo dejó Milán.

El Moro fue llevado a Francia, llegando a Lyon el 2 de mayo de 1500. A pesar de la insistencia del emperador Maximiliano para que se le liberase, el rey francés, Luis XII, se negó, y humilló al duque negándose a recibirlo y sin dispensarle trato de prisionero especial. Al invierno siguiente, Ludovico enfermaba, y entonces Luis XII cambiaba su conducta displicente hacia él: le enviaba su médico personal junto con un enano de la corte para animarlo.

El Moro fue trasladado al Castillo de Pierre-Scize, luego al castillo de Lys-Saint-Georges en Bourges, y finalmente a la ciudadela real de Loches, en el Valle del Loira, en 1504. Aunque el duque se queja de su desgracia, allí es tratado con respeto por su estatus. Su mazmorra privada estaba equipada con letrina, amueblada y caldeada. Contaba con 2 servidores, se le permitía escribir y recibir cartas, tenía decorada su celda con cuadros de gran valor, y podía recibir visitas, pasear por el patio interior y acceder a los materiales necesarios para el ejercicio de su pasión, la pintura.

Apasionado de las artes, se le atribuyen las notables pinturas que decoran su mazmorra, y otras huellas de su presencia se encuentran en la parte derrumbada de la Torre Nueva del Torreón.

Pero su fallido intento de fuga en 1508 hizo que el rey de Francia lo encerrase en la torre del castillo, privándole de todos sus privilegios, en condiciones más severas, que le provocaron una profunda depresión.

Murió poco después de ser trasladado a la torre desde el calabozo del torreón del castillo donde había estado encarcelado cuatro años. Era el 27 de mayo de 1508. Tenía 56 años y los últimos 8 los había pasado prisionero del Rey de Francia.

Su mazmorra se visita hoy y aún contiene rastros de su encarcelamiento, como frescos en los muros y las bóvedas e inscripciones a mano. Sus diseños han sido restaurados y se puede leer una de sus inscripciones ('el que no está contento') en la pared de la fachada oeste. 

Su cuerpo nunca fue repatriado. Tras su muerte el emperador Maximiliano, con mercenarios, logró restablecer el ducado de Milán para el primero de los hijos de Ludovico, Maximiliano Sforza, quien gobernó brevemente, dejando el trono a su hermano Francisco II Sforza, quien reinó también un breve periodo, muriendo en 1535, cuando se producía el estallido de las guerras de Italia, donde Milán, con la llegada de Carlos V, quedaba bajo dominio español los siglos siguientes.

Se dijo que Ludovico Sforza fue enterrado en la Colegiata de Saint Ours en Loches, aunque su tumba está desaparecida a pesar de que se ha buscado minuciosamente en los últimos años con varias catas arqueológicas. Aunque otra tesis sostiene que el cuerpo de Ludovico il Moro habría sido enterrado en Tarascon, Provenza, en la iglesia de los dominicos.

Se dice también que Ludovico está relacionado con el origen de un dulce navideño italiano: el panettone. Una hipótesis asegura que un año, cuando celebraba la Nochebuena con una gran cena en su corte, el cocinero jefe quiso sorprender a los comensales con un postre cuya receta habían traído de Oriente los venecianos.

Pero un joven pinche recién llegado de la campiña lombarda, echando de menos su casa, decidió preparar un pan especial navideño como los que hacía su madre. Como no tenía los ingredientes necesarios, recurrió a las sobras del pastel del jefe de cocina.

Muy ocupado, el cocinero jefe olvidó en el horno su sorpresa y cuando llegó el momento del postre descubrieron que el pastel se había quemado.

Entonces el joven pinche ofreció lo que él había preparado. El jefe de cocina lo sacó a la mesa.

La vista del pan y su aroma gustaron a los invitados. Cuando lo probaron, el éxito fue completo. El duque llamó al autor.

-¿Cómo te llamas? -le preguntó.

-Toni -respondió el pinche.

-Así que éste es il Pane Toni [el pan de Toni] -bromeó Ludovico.

Y ordenó que en Navidad al año siguiente preparasen más.

Leyenda o realidad, es imposible hablar del Renacimiento italiano sin mencionar a Ludovico Sforza, 'El Moro'.

Fotografías: Gabriela Torregrosa