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Clásico

Desde mi Tribuna

Por Juan Postigo Vergel

Mirlo blanco


Comenzamos a ver la luz, ¿verdad? Sí, está claro que los rebrotes nos van a acompañar durante bastante tiempo, pero el panorama actual no se parece en absolutamente nada al del pasado mes de abril o mayo. No tengo miedo a decirlo, me atrevería a asegurar que han sido los peores tiempos que he pasado en mi vida. Y curiosamente es probable que sea una de las personas que menos lo ha sufrido.

 

Me explico. He tenido la fortuna de no tener a nadie cercano afectado por el coronavirus. Bueno, miento. Sí ha habido un par de conocidos, pero han resultado asintomáticos, de poca afección o simplemente lo han pasado con cierta naturalidad, sin consecuencias graves. Mi familia está bien. Mi trabajo no se vio afectado por la pandemia. Ni ERTE, ni amagos de recortes. Mi pareja tampoco sufrió nada parecido.

 

Y les voy a contar un pequeño secreto, un pequeño privilegio que teníamos las personas encargadas de llevarles la información a casa durante unos meses tan extraños. Los periodistas, como muchos bienes esenciales, teníamos la suerte de poder ejercer nuestra labor saliendo a las calles con total libertad (siguiendo las precauciones sanitarias, claro) para mostrar la realidad tal cual estaba siendo. Ya saben, salvoconducto y para adelante.

 

Como es lógico, todo ese tiempo fui parado en repetidas ocasiones por Policía municipal y nacional, Guardia Civil y hasta por el Ejército para mostrarles mi identificación. Jamás hubo problema, pero realmente te hacía ver la gravedad de la situación el hecho de que te detuviera un hombre que portaba un arma de fuego a dos manos.

 

Créanme cuando les digo que las calles vacías asustaban, daban miedo, y transmitían la sensación de lo frágil que puede ser nuestro mundo aunque a veces parezca lo contrario. Lo que quiero transmitirles con este post es algo que veo esencial; piense en todo lo que le ocurra en su día a día y aprenda a valorarlo. A darle su peso justo, mucho o poco. Pero sea consciente de ello. A veces hay cosas importantísimas que damos por hechas, cuando no debería ser así. Y recuperarlas es algo maravilloso.

 

P.D. Videoclip de 'Mirlo blanco', de Shinova.