En agosto de 2011 se publicó en la revista PLoS Genetic un excelente artículo que refería la metodología y resultados de un estudio cuyo objetivo fundamental era identificar los genes que influyen en la asociación inversa del café con el riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson1. Los autores utilizaron una técnica que permite ver la interacción entre el genoma y el consumo de café (técnica GWAS). Para ello, analizaron los genomas de 1.458 personas afectos de esta enfermedad neurológica y de 931 personas que no la padecían.
De esta forma, descubrieron que variaciones en un gen implicado en el movimiento y la conducta, el denominado GRIN2A -que codifica una subunidad del receptor del glutamato- influye sobre el efecto protector del café. Cuando comparan a los grandes consumidores de café con los ligeros consumidores de esta bebida, llegan a las siguientes conclusiones:
1) Los grandes consumidores de café tenían un 27% menos de riesgo de desarrollar Parkinson.
2) La probabilidad de desarrollar la enfermedad descendía aún más en los grandes consumidores de café con una particular variante del gen GRING2A (variante rs-4998386_TC): un 59% menos, con respecto a los pequeños consumidores.
3) Si la variante genética de este gen GRING2A era otra (rs4998386_CC) la reducción del riesgo era menor: un 18%.
4) Estos resultados pueden conducir a una prevención personalizada y a tratamientos específicos diseñados según la variante genética de este gen. Esto es, las personas con la variante más favorable del gen GRING 2 A responderían mejor al efecto de la cafeína (antagonista de los receptores de adenosina A2).
Otros investigadores han demostrado que algunos pacientes tienen un gen defectuoso que codifica un anómalo receptor de adenosina A 2 (gen ADORA A 2 A) que cuando resulta estimulado por la adenosina no conduce a la destrucción de las neuronas de la sustancia negra. Obviamente, estas personas tienen menos riesgo de Parkinson.
Los mismos autores también descubrieron que las personas que metabolizan en su hígado más lentamente la cafeína, permiten que ésta mantenga durante más tiempo su acción protectora del cerebro. Por lo tanto, estos afortunados bebedores de café tienen menos riesgo de Parkinson. Lo que sucede con ellos es que el sistema que metaboliza e inutiliza la cafeína en el hígado (citocromo P 40) está alterado genéticamente, por tener un gen anómalo (CYP 1 A 2), por lo que, como decíamos antes, el efecto cafeínico es más persistente. En fin, estos investigadores publicaron en mayo de 2011 sus conclusiones en una reconocida revista científica (Eur J Neurol) 2.
Ristretto de un café especial de Etiopía, finca Yirgacheffe: cremoso, avellanado y con notas atigradas
Hasta ahora hemos visto que el café y la cafeína reducen el riesgo de enfermedad de Parkinson, especialmente en algunas personas que tienen unos genes más favorables. Pero no hemos mencionado los posibles efectos de la cafeína en personas que ya sufren esta enfermedad.
En agosto de 2012 se publicó en Neurology, revista oficial de la Academia Americana de Neurología, un estudio que demostró que la cafeína puede aliviar los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson3.
El doctor Ronald Postuma, autor principal del estudio, se propuso ver cómo la cafeína puede modificar la somnolencia y otros síntomas motores de esta enfermedad como el temblor, la rigidez, la lentitud al iniciar y mantener los movimientos (bradicinesia).
Para ello, a 61 personas afectas de Parkinson se les dividió en dos grupos. A unos se les administró unos comprimidos con 100 mg de cafeína, dos veces al día, durante tres semanas, para luego, proseguir con 200 mg de cafeína, también dos veces al día, durante otras tres semanas. Los resultados se compararon con un grupo control que recibió un placebo por vía oral (comprimido). Pues bien, los que recibieron cafeína mejoraron sus síntomas motores (en cinco puntos de una escala de valoración), frente a los que sólo tomaron el placebo. La mejoría se apreció en una reducción de la rigidez y en un aumento en el inicio del movimiento. Sin embargo, los efectos sobre la somnolencia sólo rozaron la significación estadística (bordeline), no mejorando otros síntomas de esta enfermedad como el insomnio y la depresión. En cualquier caso, el doctor Postuma concluye: “La cafeína debe explorarse como una opción terapéutica más de la enfermedad de Parkinson. Podría ser útil como un suplemento a la medicación convencional (levodopa, fundamentalmente), que permitiera reducir la dosis de los pacientes”.
No quiero soslayar la gran calidad científica de este estudio, pues llega a superar la propia de los estudios observacionales de cohortes, dado que es un auténtico estudio experimental o ensayo clínico. Estos son los que permiten efectuar las mejores recomendaciones, las de mayor validez.
Barista preparando un ristretto de un café especial de Guatemala, finca La bella
HIPÓTESIS QUE INTENTAN EXPLICAR EL EFECTO NEUROPROTECTOR DEL CAFÉ
La muerte de las neuronas productoras de dopamina (dopaminérgicas) de la denominada sustancia negra del tronco del encéfalo es el hallazgo lesional (histopatológico) capital de esta enfermedad. La consecuencia funcional es la reducción de los niveles de dopamina, neurotransmisor que enlaza las partes del cerebro (ganglios basales, ciertos núcleos cerebrales), que gobiernan el tono muscular, el movimiento y el equilibrio.
Por ello, estos pacientes tienen un conjunto de signos motores muy distintivos: temblor, rigidez, lentitud de movimientos (bradicinesia). Estos signos suelen mitigarse, cuando no neutralizarse, durante un tiempo relevante, con el tratamiento convencional con fármacos que elevan los niveles neurológicos de dopamina (levodopa, agonistas dopaminérgicos…).
Estos pacientes también sufren un conjunto de síntomas y signos no motores, que usualmente son los que más reducen la calidad de vida: inversión del ritmo del sueño (insomnio con hipersomnolencia diurna), ansiedad, pérdida del control de esfínteres (micción o/y defecación involuntaria), pérdida de reflejos posturales (con caídas frecuentes), gran tendencia a la depresión, defectos cognitivos, etc.
Todavía se desconocen las causas íntimas que causan esta enfermedad. No obstante, sí sabemos que hay dos formas: una, esporádica, mayoritaria (casi el 90% de los casos); la otra, familiar, minoritaria. Esta segunda aparece precozmente (antes de los 50 años) y reconoce una fuerte carga hereditaria, con implicación de diversos genes, que hacen que los portadores de los mismos (gen de la Parkina, LRRK2, glucocerebrosidasa…) tengan un gran riesgo de desarrollarla.
Las formas esporádicas aparecen tardíamente, claramente por encima de los 60-65 años, reconociendo una causalidad (etiología) múltiple, pues parecen combinarse ciertos factores medioambientales o adquiridos con cierta susceptibilidad genética. Los primeros parecen ser decisivos en el desarrollo de estas formas. Sin embargo, poco conocemos de ellos. Pensamos que algunas neurotoxinas, presentes en insecticidas y pesticidas (MPTP), pudieran estar implicadas.
De los factores protectores o preventivos de esta enfermedad neurológica conocemos tres: la actividad física aeróbica, el consumo de café y el tabaquismo. Los dos primeros son dos de los estilos de vida más saludables que existen; el tabaquismo, en cambio, representa la primera causa de muerte evitable en Occidente. En consecuencia, que a nadie se le ocurra iniciarse en el hábito tabáquico para prevenir la enfermedad de Parkinson. ¡Disparate supremo!
Centrándonos ahora en la cafeína y en el café vamos a analizar, por fin, las hipótesis más plausibles que explican sus efectos beneficiosos en el cerebro, previniendo la enfermedad de Parkinson.
Según Cardoso y colegas 4 el estrés oxidativo es uno de los mecanismos causantes de esta enfermedad, por lo que la gran riqueza en antioxidantes del café podría ser la responsable de sus efectos beneficiosos y preventivos de Parkinson.
Otras hipótesis surgen por el efecto reconocido de la cafeína de bloquear o antagonizar los receptores de adenosina A 2. Así, sabemos que cuando la adenosina estimula a sus receptores (A 1 y A 2) se opone a las acciones de la dopamina (ejercidas tras unirse a sus receptores D 1 y D 2). Parece que este efecto antidopaminérgico de la adenosina también se asocia a cierta degeneración de las neuronas productoras de dopamina (sustancia negra). Pues bien, la cafeína tiene un efecto protector de las neuronas dopaminérgicas y, por ende, de la neurotransmisión dopaminérgica, merced a su capacidad de inhibir el efecto tóxico de la adenosina: es un gran antagonista de los receptores de adenosina A2.
La última hipótesis surge de los descubridores de la relevancia del gen GRING A 2 en la efectividad de la cafeína 5. Estos autores creen que en la enfermedad de Parkinson está alterada la neurotransmisión benefactora de este gen sobre el movimiento y la conducta, lo que determina un aumento tóxico de glutamato, responsable de la destrucción de las neuronas dopaminérgicas. Dado que otra función de la cafeína es reducir los citados niveles perniciosos de glutamato, la preservación de las neuronas dopaminérgicas será una consecuencia lógica.
En fin, el café y la cafeína no sólo tienen una capacidad reconocida de prevenir esta enfermedad sino también un cierto efecto protector de la misma, una vez que ya se ha iniciado. Actualmente se está investigando con la cafeína y otros antagonistas de los receptores de la adenosina A 2, con el propósito de mejorar el tratamiento de este trastorno neurológico.
Barista concentrada en Latte Art
UN RUEGO
La exquisitez de un café preparado con una buena técnica barista es uno de los mayores placeres gastronómicos que, a mi juicio, un ser humano puede alcanzar. Pero, por favor, que sea con un café tostado delicadamente y sin añadir azúcar al tueste (torrefacto), pues en tal caso obtendremos no sólo sabores amargos (de quemado) sino también cafés menos saludables. Se me antoja muy difícil que los cafés de mezcla con torrefacto puedan conservar una mínima parte de los efectos saludables que atesoran los cafés naturales (arábica o robusta), bien tostados, molidos al instante, con buena técnica (limpieza con bayeta seca del portafiltro, purgar con unos 50 mililitros de agua -a fin de eliminar restos de moliendas previas quemadas y requemadas-, extracción de 20 a 30 segundos, caída como cola de ratón…).
UN SUEÑO
Desde que disfruto de la delicadeza gustativa de los cafés preparados por baristas, (blends y cafés especiales), sueño con cafetear con amigos y compañeros en varios de esos templos del café, sitos en un barrio o en un área de cualquier ciudad, brindando por la salud de todos, con simbólicos toques en las tazas de café. Por ahora es sólo un sueño, dada la escasez de baristas en España, pero tengo la ilusión y albergo la esperanza de que alguna vez se cumpla. Desde luego, ésta es una forma muy saludable de alternar, todo lo contrario que la convencional con bebidas alcohólicas.
Bibliografía
1 Genome-Wide Gene-Environment Study Identifies Glutamate Receptor GeneGRIN2A as a Parkinson's Disease Modifier Gene via Interaction with Coffee. Taye H. Hamza, Honglei Chen, Erin M. Hill-Burns, Shannon L. Rhodes, Jennifer Montimurro, Denise M. Kay, Albert Tenesa, Victoria I. Kusel, Patricia Sheehan, Muthukrishnan Eaaswarkhanth, Dora Yearout, Ali Samii, John W. Roberts, Haydeh Payami
PLOS genetics August 18, 2011 DOI: 10.1371/journal.pgen.1002237
2 Coffee, ADORA2A, and CYP1A2: the caffeine connection in Parkinson's disease. Popat RA1, Van Den Eeden SK, Tanner CM, Kamel F, Umbach DM, Marder K, Mayeux R, RitzB, Ross GW, Petrovitch H, Topol B, McGuire V, Costello S,Manthripragada AD, Southwick A, Myers RM, Nelson LM Eur J Neurol. 2011 May;18(5):756-65.
3 Caffeine may ease Parkinson´s symtoms. Neurology. Aug 1 2012 Ronald B. Postuma, Silvia Rios Romenets, Robert Altman (Department of Neurology, McGill/MUHC); Amelie Pelletier; Kathia Charland; Antony E. Lang, Rosa Chuang; Renato P. Munhoz, Mariana Moscovich; Luciane Filla, Debora Zanatta.
4 Neurodegenerative pathways in Parkinson¨s disease: therapeutic strategies. Curr Drug Targets CNS Neurol Disord 4, 405-419 Cardoso SM, Moreira PI, Agostinho P, Pereira C, Oliveira CR (2005)
Dr. Félix Martín Santos