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Un ganadero salmantino revive la trashumancia con vacas

Manuel garcía, ganadero de Tamames, mantiene esta tradición casi olvidada en Salamanca. 

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Un ganadero salmantino revive la trashumancia con vacas
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El tintineo de los cencerros marca el paso de las vacas en busca de jugosos, pastos extremeños. Se escuchan a lo lejos los gritos de los vaqueros a lomos de sus caballos o a pie, y empeñados en mantener la vacada unida.

 

Sin festivos, acompañando en el campo a los animales, viajando con ellos... Así es la vida de Manuel García, un ganadero de Tamames (Salamanca) que lejos de abandonar esta antiquísima tradición, que se remonta a la prehistoria, la reivindica por puro 'romanticismo'. "Es duro, pero es más bonito que duro. Entonces compesar... depende por donde se mire...".

 

Después de un tiempo, en la década de los noventa, en el que incluso se llegó a hablar de que esta práctica estaba en vías de extinción, en los últimos años, la trashumancia ha experimentado un repunte desde el punto de vista social y económico, aunque en muchos lugares se han reducido el número de explotaciones por los altos costes de producción y los bajos precios de la carne. García recuperó el pasado 2017 esta práctica ya olvidada en la zona de Salamanca.

 

Los animales duermen en el campo en distintos cercados. "Durante la jornada hacemos paradas, para que descansen y para almorzar". Una vez que llegan a su destino, "le llevamos paja y pienso, y cada cual vuelve en coche a dormir a casa". Añade que todo esto lo hace por placer, pero también por "economía", en la Comunidad Extremeña pagan "los kilómetros que realizamos en su territorio", sin embargo, lamenta que en Castilla y León "no se subvencione".

 

"El camino puede durar varios días y llevamos caballos, cinco bueyes, perros y pastores", asegura Manuel, "pero en invierno se hace más duro... el frío, la lluvia o la nieve lo complican todo".

 

 

La trashumancia

 

La práctica de la trashumancia ha dejado en España  y durante siglos una extensa red de vías pecuarias que, en conjunto, superan los 120.000 kilómetros y constituyen un patrimonio único en el mundo. Las más conocidas son la de la Plata, entre Asturias y Extremadura; la leonesa occidental; la leonesa oriental; la segoviana; la soriana oriental; la zamorana; la soriana occidental; la Galiana (Rioja-Ciudad Real); la conquense; y la del Reino de Valencia.

 

Hasta hace unos años, millones de cabezas de ganado marchaban cada año hacia las montañas en primavera, y en otoño repetían el camino, esta vez de vuelta. Actualmente se estima que no llegan al medio millón las reses trashumantes, aunque no hay datos oficiales.

 

Si bien la actividad ganadera trashumante es ahora muy reducida, su práctica durante siglos ha sido clave para la conservación de la ganadería extensiva, de vías pecuarias como corredores verdes contribuye a la conectividad de los ecosistemas y la biodiversidad.

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