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Todos a la vez en todas partes

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Todos a la vez en todas partes
| Foto: Ical
Diego Jalón Barroso
Diego Jalón Barroso
Lectura estimada: 5 min.
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Pues sí, a veces los milagros ocurren. Pese a que llevaba mucho tiempo ausente, perdida o desaparecida, no sabemos si en combate o por otros motivos, Yolanda ha vuelto esta semana. Bueno, en realidad todo empezó el pasado domingo, día del padre, aniversario de la primera Constitución española y día en el que para unos la semana comienza y para otros acaba. Y aunque su aparición es en cierto modo milagrosa, a Yolanda le pasa un poco como a Benjamin Button, del que decían en la película que "este bebé es un milagro, solo que no es el tipo de milagro que todos esperan ver".

Empezó Yolanda el domingo en un acto en Sevilla repitiendo casi textualmente lo que dijo Pablo Iglesias hace cuatro años. Eso de que "no es fácil sumar lo distinto y juntar lo diferente, ponerse de acuerdo con otras tradiciones" pero que "si aspiramos a cambiar este país, cuando coincidimos en el 90%, tenemos que estar a la altura". Yolanda citó a su antaño mentor, pero en contra de lo que dicen algunos, no quería plagiarle. Lo que buscaba era hacer al ex coletas esclavo de sus palabras y forzarle a sumar con ella.

Luego, el lunes, se nos puso en plan amigui de la cuchipandi, en un vídeo tan naif que lo hubiese podido firmar André Bauchant, en el que no quedaba claro si invitaba a la presentación de su candidatura o a pasar la tarde en un chiquipark: "El día dos de abril en Magariños", ese polideportivo en el que su pareja de baile presume de haber jugado al basket. "Tengo muchas cosas que contaros, así que, si os apuntáis, os espero ¡Un biquiño!". Lo de muchas cosas que contar puede haber echado para atrás a algunos de los que se hayan apuntado, después de escuchar su discurso en la extraña moción esa del martes.

Dicen que la Virgen de Fátima se apareció seis veces en dos años. Yolanda lo ha hecho tres veces en tres días y amenaza con darle continuidad al milagro el Domingo de Ramos. La tercera no sé si fue la más larga, pero desde luego fue la más intensa. A ver, quiero decir que fue en la que se puso más intensa, con esa mezcla entre mitin electoral y clase de economía que le regaló al "profesor Tamames" que, afortunadamente para él, para entonces ya debía estar pensando en otras cosas.

Tamames escribió la "Estructura económica de España", que lleva veintitantas ediciones y Yolanda, que según nos dijo ha estudiado mucho la Constitución, redactó un prólogo a "El Capital" de Marx, porque, como ya sabemos, para ella "el comunismo es la democracia y la igualdad. Por favor, no frivolicemos". Y con este bagaje, pues Yolanda nos explicó otra vez las bondades de contar a los parados como fijos discontinuos y de reducir la temporalidad prohibiendo los contratos temporales, con esa reforma laboral "de la que hablan todos los organismos internacionales y que se está discutiendo en las universidades mundiales". No frivolicemos.

Además de alabar a su camarada Garzón, "por conseguir la regulación de aquello que parecía imposible", a la ministra Belarra por "cambiar el paradigma de la atención a la dependencia en España" y a Irene Montero "por garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres", repartió caricias y mimos a todos y cada uno de los componentes del Consejo de Ministros, incluido por supuesto el presidente del Gobierno, con el que tanto comparte y quiere.

Y así, repartiendo bendiciones a Belarra y a Calviño, a Irene y a Llop, Yolanda quería estar con todos a la vez en todas partes. Quiso ser a un tiempo profesora de Tamames y candidata electoral, amiga de Podemos y lideresa de Sumar. Pero tras más de una hora de perorata, la mujer que aspira a liderar el espacio que ella representa demostró que detrás de su sonrisa impostada sólo se oculta una ambición desmesurada por acaparar el poder, aliñada con un batiburrillo de eslóganes caducados del comunismo más fané y descangallado.

Lo que se hizo evidente es que la vicepresidenta por el dedo de Pablo Iglesias, que nos mangonea con las cifras del paro, quiere engullir a Podemos, el partido que la puso donde está y al que ahora no tiene reparos en traicionar. Y, de paso, aliarse con lo mejor de cada casa, Ada Colau, Mónica médico madre y jeta, Baldoví, Errejón y hasta Mónica Oltra, si no acaba en la trena. De momento, todo es apoyo y ánimo por ese lado, pero habrá que ver en qué acaba la cosa cuando Yolanda les diga a unos y a otras que pueden subirse a su tren, pero en distintos vagones, porque no caben todos a la vez en primera.

Para que funcione su guion, que es un poco como el de la peli que arrasó en los Oscar, un bodrio mareante con pretensiones de modernidad y de vanguardia atufado de personajes que nadie sabe a dónde van ni de dónde vienen, tiene que imponerse a Podemos. Y ahí está todo el intríngulis de este asunto. Los de Pablo Iglesias le exigen "respeto", que no es otra cosa que puestos de salida en las listas electorales. Y como no lo pueden pedir así, abiertamente, lo que reclaman son unas primarias.

El truco aquí es que las primaras son elecciones en las que votan los militantes. Y claro, que se sepa, Sumar andará muy sobrado de lideresa, pero de militantes, lo que se dice de militantes.. Por lo tanto, las primarias las ganaría Podemos, y si no ya se encargarían ellos y ellas de manipular los resultados, que tampoco sería la primera vez. De momento, lo que le exigen a la futura candidata es que cierre con ellos y con ellas un pacto antes de ponerse la pamela de candidata, porque si no, no serán de la partida y eso acabará como el rosario de la aurora. O como lo de las elecciones en Andalucía, con el Frente Popular de Judea, el Frente Judaico Popular, el Frente del Pueblo Judaico y la Unión Popular de Judea. Y los resultados ya conocidos en las urnas.

Complicado lo va a tener Yolanda para sumar en una lista única a los de Iglesias con los de Errejón, y más todavía para colocar a sus compis de Comisiones Obreras y del Partido Comunista por delante de todos ellos en las papeletas. El gran problema es Podemos. Y quien dice Podemos, dice Pablo Iglesias, del que no le va a ser fácil prescindir. No sólo porque es el que manda en Podemos, sino sobre todo porque es la mano que mece la cuna y el que garantiza el apoyo de esos otros socios que también serán imprescindibles para que la pareja Pedro-Yolanda tenga opciones de seguir danzando cuatro años más.

Porque en ninguno de los multiversos imaginables podrán gobernar tras las próximas elecciones sin contar de nuevo con el apoyo de Bildu y ERC. Y estos vienen de la mano de Iglesias. Así que tras casi dos años remoloneando y haciéndose querer, derrochando sonrisas y simpatía, a Yolanda le toca ahora arremangarse y dedicarse a la complicada tarea de sumar a todos a la vez en todas partes. De momento no ha conseguido casi nada en ningún lado, para desesperación de su pareja de baile.

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1 comentario

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señor equis 3/24/2023 - 5:37:35 PM
Para mangoneo, el que tiene que existir para que sigan permitiendo esta basura de discursos cada viernes en este medio. Eso sí que es mangoneo y no las cifras del paro, que se miden de la misma manera desde hace décadas. Pero es que parece que jode que una ministra de trabajo comunista, con una legislación que ha limitado la temporalidad, coseche éxitos, por exiguos que sean, sin recurrir a poner el país a los pies de la construcción y la hostelería, que es la única receta que conocen las privilegiada mentes de la España reaccionaria. Como dijo Rajoy, otro gurú del desempleo, "cuanto peor, mejor para nosotros".
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