El tiempo no vuela, galopa. Una década ha pasado desde que arrancara en León la aventura Becook un 11 de abril de 2014. Dos jovencísimos cocineros leoneses abrían las puertas de un restaurante "informal" de cocina "desenfadada, divertida, diferente" para cumplir su sueño de trabajar en los fogones de su tierra, tras haberse formado en cocinas tan potentes como las del Guggenheim de Bilbao o el Villamagna de Madrid. Pero al final, la tierrina 'tira', y David G. Guerra y Mario G. Soria estaban deseando volver a casa. La "cocina urbana" de Becook era un sueño a cuatro manos hecho realidad.

Sus tímidos inicios se transformaron pronto en una de las aperturas gastronómicas del año en la ciudad de León. Inolvidables algunos de sus platos de entonces, muchos de los cuales siguen aún en carta, "imposible quitarlos", reconoce David García Guerra (León, 1988), que desde hace un lustro lleva en solitario los mandos de los fogones de Becook, tras emprender su exsocio Soria otras aventuras gastronómicas (Brulé primero, ahora Kamín).

Triunfó Becook con las hamburguesas (que ya no están en carta), el steaktartar ahumado de la casa, las cremosísimas croquetas (que varían cada semana) o los 'güevos fritos' con ketchup de pimiento piquillo. Y qué decir de su ya clásico tiradito de atún, con mojo de cilantro, lima y encurtidos; o de su arroz con trufa y foie, o el oro de León (morcilla), o las bravas de la casa, o el salmón perfecto, o las vieiras thai, picantinas y exquisitas, o el 'mollete marrano'.

"Hay platos que no puedo sacar de la carta, porque los clientes los demandan una y otra vez", cuenta Guerra, y habla del huevo a 62 grados frito con panko, de su creme brulée de foie, del arroz en cazuela de setas y trufa, del tataki de pato, del salmón perfecto, las vieiras o las croquetas. Todos ellos -y alguno más- forman parte ahora del menú Experience, una propuesta cerrada (35 euros) con la que Becook rinde homenaje a sus clientes a través de algunos de sus platos más emblemáticas de esta década.

También el apartado de postres tiene sus clásicos imprescindibles, y se le ha revolucionado la clientela cuando desapareció de la carta el 'Drácula', un dulce logradísimo que nos retrotraía al mítico polo de cocacola, nata y fresa de los años 80. Cómo no, ha regresado para quedarse, "al menos de momento". Muy aplaudidos también la versión de su gintonic Martin Miller´s (con gelatina) o la tarta Roger rabbit, esponjosa y suave.

"Lo mejor de estos años -cuenta David- ha sido la acogida que tuvimos en León desde el primer momento y la evolución que ha ido teniendo el proyecto". Lo peor, "sin duda alguna, la incertidumbre que trajo consigo la pandemia, y la postpandemia".

Situado en un local cercano al barrio Húmedo que muchos consideraban "gafado" por la poca suerte que habían tenido sus últimos predecesores, Becook ha conseguido hacerse un hueco entre los imprescindibles de la capital leonesa. En realidad, en la ubicación de siempre del inolvidable 'Faisán Dorado' de don Benito, no parecía fácil que alguien pudiera reemplazar aquel clásico de la cocina leonesa.

Clásico aquel, desenfadado y fresco éste, ambos pasarán ya a la historia de la cocina leonesa como dos locales más que recomendables, en sus distintos tiempos.

Buen producto, elaboraciones creativas y guiños al recetario leonés en una propuesta gastronómica que lo hace merecedor de muchas visitas, porque quien va, suele repetir, como reconoce Guerra.

Por el momento, Becook atesora ya un 'Sol' de la guía Repsol y el reconocimiento 'bib gourmand' de la guía Michelin. "Y lo que venga".

Para celebrar sus primeros diez años, a lo largo de 2024 Becook ha programado varias actividades. Al menú de grandes éxitos de la casa, que puede degustarse en cualquier momento, hay que sumar una fiesta y varias cenas maridadas con vinos de bodegas como Ramón Bilbao (fue el 25 de abril), Raventós Codorniu (9 de mayo) o Enate (16 de mayo). "Y puede que algunas sorpresas más". Será que la cocina de Becook está siempre lista para poner una cazuela al fuego y que siempre sobran los motivos para brindar...