circle
Clásico

Luis Miguel Domínguez: "perder al lobo ibérico nos degrada como sociedad"

El naturalista presenta en La Granja su último libro: 'Lobo: historia, ciencia y conciencia"

Luis Miguel Domínguez: "perder al lobo ibérico nos degrada como sociedad"
José Antonio Quirce
José Antonio Quirce
Lectura estimada: 5 min.
Última actualización: 

El naturalista, escritor y cineasta Luis Miguel Domínguez, fundador y presidente de la asociación 'Lobo Marley' presenta en el Ayuntamiento de La Granja (viernes, 17 de mayo, a las 19:00 horas) su reciente libro 'Lobo: historia, ciencia y conciencia', editado por Editorial Almuzara en su sello Erasmus.

En esta obra, Domínguez ha realizado un gran esfuerzo para mostrar estudios científicos y argumentos sólidos que muestran la necesidad de proteger la especie.

Es un libro en el que expongo la trampa en la que se quiere hacer caer a quienes protegemos al lobo: ese argumento de que el lobo y la ganadería extensiva son incompatibles es rotundamente mentira. De hecho, tenemos que evitar caer en la discusión de mezclar el lobo y la ganadería. La cuestión ganadera no tiene nada que ver con el lobo ni con la protección de una subespecie, la 'signatus', que en todo el planeta sólo habita en la Península Ibérica y que debe ser protegida por ley, porque se trata de algo único”.

Luis Miguel Domínguez argumenta que, desde la asociación Lobo Marley han conseguido, tras una lucha terrible contra el sector y las administraciones que lo defienden, apartar de la Mesa del Lobo a los ganaderos, cuya presencia nunca ha entendido el naturalista.

Tener a los ganaderos en las decisiones sobre la protección del lobo es como pedir a una cofradía de pescadores del Cantábrico que, ya que los delfines comen anchoas y sardinas, que sea la cofradía la responsable de la conservación de los delfines. ¿Qué papel juega en esta gestión alguien como los ganaderos, que no aportan nada a esta mesa de gestión del lobo?”.

Sobre la polémica de los ataques de lobos al ganado extensivo, Luismi Domínguez es rotundo: ni hay tantos lobos como se asegura desde algunas administraciones y desde sectores ganaderos y cazadores, ni el lobo mata tantas cabezas de ganado como se declara a la opinión pública.

En los años 80, en La Cabrera (León) y en la Sierra de la Culebra (Zamora), el equipo de investigación del Doctor Castroviejo comprobó de forma científica el comportamiento de un lobo identificado con collar de localización. Aquel lobo, 'Luisón', disponía de un lugar en el que los biólogos colocaban restos de matadero, para incitarle a comer de forma fácil, sin esfuerzo. Sin embargo, Luisón prefería día tras día, rondar el territorio de corzos – de hecho se colocó también a uno de ellos un collar de identificación para seguir sus movimientos-, y se comprobó que Luisón prefería perseguir y cazar corzos a visitar el comedero con desechos de carne”.

Estos estudios científicos dieron lugar a dos tesis doctorales, de los biólogos Vicente Urios y Carles Vila, en las que se expone este comportamiento, que Luis Miguel Domínguez justifica por la propia personalidad del animal.

El lobo se convierte en lobo cuando caza. Si no, el lobo es perro. Pero cuando inicia la caza, cuando se inicia el ritual en el que la hembra y el macho alfa dirigen la manada, organizan la cacería, marcan el ritmo y la estrategia... El lobo necesita cazar en grupo, llegar a la presa jadeando, esperar su turno para comer, ocupar su lugar en el escalafón de la manada... “

En 'Lobo: historia, ciencia y conciencia', Domínguez también explica varias causas que casi han hecho desaparecer a la especie en las últimas décadas, además de la persecución incesante en toda la Península.

Una de las técnicas de caza en España es la rehala, con grupos de perros. En muchas ocasiones, buena parte de los perros no están bien vacunados, y son transmisores de moquillo, de leishmania... En el territorio de caza del lobo, allí donde se llevan las rehalas a cazar corzo, jabalí o ciervo, los cazadores mantienen a cien o doscientos perros dejando su orina y sus excrementos por todo ese monte, infectados con las enfermedades de los perros, que llegan a los lobos y les matan, en silencio, sin que nadie controle este contagio a una especie salvaje en peligro”.

Luis Miguel Domínguez define al lobo como 'especie clave' del ecosistema, imprescindible para mantener éste en buen estado, con todas sus piezas en su lugar, ocupando cada especie su nicho biológico y con el número de animales que soporta el lugar.

Si no hay lobos, todos los animales de caza criados en granjas para repoblar cotos, se expanden de forma incontrolada, sin ningún límite biológico. Así, corzos o jabalíes criados sólo para liberarse para su caza, se extienden portando enfermedades -origen de zoonosis, provocadas por su cría en cautividad, en pequeños espacios cerrados-, que transmiten al ganado de esas comarcas. El ganado pasa por las mismas zonas donde se han alimentado corzos o ciervos enfermos, y se contagian. ¿Algún cazador o alguna administración vigila a estos corzos enfermos? En cambio, si hay lobos, éstos limpian esas poblaciones, cazan los ejemplares más débiles y sanean el monte”.

El naturalista diferencia el objetivo de caza de lobos y humanos de forma clara. “Los lobos cazan presas para alimentarse, y eligen la que les resulta más fácil cazar. El humano caza el trofeo: no hace desaparecer el animal enfermo, sino que se dedica a matar al ciervo o el jabalí de mayor tamaño, al mejor trofeo, al que luce mejor en una pared, aunque su desaparición significa perder los mejores genes de esa población”.

La mejor opción de conservación que ha tenido el lobo, en los últimos años ha sido, argumenta Domínguez, la entrada de la especie en el LESPRE, el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, una medida que tomó España en septiembre de 2021.

A partir de la entrada del lobo en el LESPRE, ya no se ha cazado de forma explícita. Sigue la caza furtiva, pero sólo la furtiva. Desde entonces, no se cazan los machos o hembras alfa, con lo que no se descomponen las manadas y cada grupo se dedica a cazar presas salvajes. Hasta entonces, se buscaba el lobo más grande, el mejor trofeo, y la manada, sin alfas (la pareja principal y más experimentada) se deshace y cada lobo, desorientado y sin estrategia de caza, se dedica a lo más fácil: el ganado. Desde el 2021, el número de ataques de lobo al ganado ha descendido mucho, sólo con esta medida de gestión”.

Luis Miguel Domínguez sabe, porque lo ha vivido con intensidad en los últimos años, que su discurso y sus acciones para proteger al lobo provocan polémica y no son bien recibidas por una parte del sector primario.

“Cuidado: el buen salvaje de Rousseau no existe. El campo no es el mundo idílico que nos quieren hacer ver desde algunas posturas políticas. Por eso, desde Lobo Marley, y ahora con el libro, expongo que es inadmisible mantener esa inquina, ese odio visceral de algunos sectores a una especie única en Europa. Con el libro estoy trabajando para que el lobo recupere su prestigio, el respeto a una especie salvaje. Porque la primera forma de matar a una especie es desprotegerla del respeto social. Y perder al lobo ibérico nos degrada como sociedad”.

No cabe duda que, en un lugar como la falda de Guadarrama, el bosque de Valsaín, en plena naturaleza de Castilla y León, la presentación de 'Lobo: historia, ciencia y conciencia', con su autor, Luis Miguel Domínguez, es una interesantísima cita para conocer mejor la situación sobre una de las especies que definen la fauna ibérica.