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Andy Cartagena, triunfo rotundo en Santander

Crónica escrita por Jesús López Garañeda sobre la corrida de toros en el coso de Cuatrocaminos de Santander

Andy Cartagena, triunfo rotundo en Santander
Jesús  López Garañeda
Jesús López Garañeda
Lectura estimada: 2 min.
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El bello arte del rejoneo ha sido llevado esta tarde en el coso de Cuatrocaminos de Santander por Andy Cartagena hasta la cúspide de la majeza, entrega, dominio y torería a caballo al enfrentarse a un toro de Benítez Cubero en la segunda de feria de la localidad cántabra.

Era el día en que se despedía del público Pablo Hermoso de Mendoza a quien acompañaba su vástago y sucesor en esto del dominio con las cabalgaduras, Guillermo, completando una terna que casi llenó el coso de arena morceña en tarde espléndida para la práctica del toreo.

Aquí quien ha demostrado y puesto en acción la plaza ha sido el rejoneador de Benidorm, la cuna que mece el verano de muchos, llegando a cortar las dos orejas y rabo del ejemplar que hacía quinto de la tarde, que no peluso como podría parecer. Los espectaculares caballos de crines cardadas y sobre todo al que hace andar a dos patas, de manos, enardeciendo al público, ha sido el sobrino de aquel recordado y malogrado Ginés que ponía pasión, fe y espectacularidad en el arte de rejonear.

Cartagena toreó con temple a lomos de sus cabalgaduras, puso las rosas, banderillas a dos manos, con cabezada y sin ella, rejón de muerte efectivo y entero, alardes pasionales que hizo salir un grito de admiración de las gargantas de los espectadores quienes aplaudieron con fuerza toda la lidia.

Hermoso de Mendoza se despidió de Santander con el reconocimiento de su público, pero su rejoneo no rayó como excelso de otras ocasiones, sino que anduvo limando dificultades de los bureles que letocaron en suerte. Silencio en el que abrió plaza y una oreja en el cuarto fue su bagaje y recibió el aplauso cariñoso y reconocimiento de despedida por la concurrencia.

Guillermo, muy precipitado en su primero falló con el rejón de muerte, pudiéndole la ansiedad de querer matarlo como es debido, pero su acción resultó vana, estéril, floja. No obstante recogió la ovación desde el tercio y en el que cerró festejo logró una oreja.

Porque aquí esta tarde en Santander, el día en que se despedía un grandioso rejoneador, llegó otro que se llama Andy Cartagena quien bordó de forma excelsa el Arte de Marialba.