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Al Valencia le hacían falta, y mucho, los tres puntos, pero en Mestalla, sólo por esta vez, el resultado era lo de menos para una afición necesitada de una pequeña liberación y que quería homenajear a las víctimas, los afectados y también a los voluntarios que han trabajado a destajo para limpiar los daños ocasionados de la dana.
Las lágrimas fueron una constante sobre la tribuna de Mestalla. El himno de la Comunitat, el tifo de la senyera, la bandera autonómica donada por el Real Madrid, el respetuoso minuto de Valencia que no representaba al equipo, sino a todo el pueblo valenciano... Demasiados estímulos como para no recordar y dar rienda suelta a las emociones que el barro enterró el pasado 29 de octubre.
Tras veinticinco días, el Valencia tenía que volver a una mínima 'normalidad' tras aplazar dos encuentros de Liga y un tercero de Copa, aunque la mente estuvo puesta en todo momento en ellos, los afectados. "Va por ti, Rubén", decía una pequeña pancarta colgada por una pareja, una historia de tragedia entre las miles que desde hace casi un mes cuenta el imaginario colectivo valenciano.
Mestalla buscaba una explosión de alegría, pero nadie pudo evitar sacar todo lo que había pasado dentro. César Tárrega y Hugo Duro, después goleadores, fueron dos de los varios que se tuvieron que secar las lágrimas en la previa de un encuentro que estuvo monopolizada por la memoria a ese día 29.
Crespones negros, centenares de personas con la equipación de la senyera o vestidas en señal de luto de negro, como el propio Valencia... el club ché intentó dar visibilidad a los municipios afectados, sobre todo a través del tifo que cubrió la grada y la pancarta gigante de 'Amunt valencians' mientras se guardaba el silencio durante un minuto. La imagen fue conmovedora; el silencio, sepulcral.
Poco antes, niños de cada una de las once academias concertadas por el Valencia que se vieron afectadas por la tragedia habían aparecido de la mano de los jugadores, que se encontraron en el césped con la senyera de fondo. Posteriormente, fueron ellos los que sacaron un crespón negro al césped, momentos antes de que el himno de la Comunitat fuera interpretado con dolçaina y timbal.
Cánticos contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Comunitat, Carlos Mazón, mediante, el encuentro empezó y aunque lo importante había ocurrido antes, los jugadores eran muy conscientes de la magnitud de lo que había ocurrido.
César Tárrega, el niño de Aldaia que tuvo que escuchar a sus padres relatándole cómo subía el agua en su propia calle, fue el autor del primero, un tanto lleno de emoción minutos después de haber llorado en ese conmovedor minuto de silencio.
Se fue directo a por la camiseta que lucía el lema 'Units com sempre', como momentos después hizo Aitor Ruibal, que tras anotar corrió hacia el banquillo, desde donde exhibió una bandera de la Comunitat con un crespón negro, un gesto reconocido por Mestalla, que se puso, incluso, en pie para agradecerlo.
También Hugo Duro, que se fue con su mujer, la piloto Nerea Martí, a Chiva para limpiar insistió en lucir el mismo lema tanto en el segundo como en el tercer tanto, mientras que Diego López se besó el escudo tras marcar el cuarto y último gol de los locales.
El encuentro, al que no faltaron el director general de Deporte de la Generalitat, Luis Cervera, o el director de Relaciones Institucionales del Valencia Basket, Víctor Luengo, supuso el reinicio del club a una actividad que le debe impulsar a tratar de mantenerse en Primera, aunque este sábado lo importante no fueron los tres puntos.
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