Hora de las primeras certezas sobre el acuerdo entre PP y Vox
Mañueco debe empezar a explicar con detalle qué incluye el acuerdo entre PP y Vox: su investidura es la primera ocasión para dar certezas en sede parlamentaria, con luz y taquígrafos.
Ha habido que esperar mucho, más de lo deseable, pero este lunes Castilla y León dejará resuelta la investidura de su nuevo presidente y, poco a poco, empieza a resolver el proceso para contar con un Gobierno de pleno derecho que vuelva a poner 100% en marcha la gestión de la comunidad. No será la última estación de este via crucis político porque hasta el 19 de abril el nuevo presidente no tomará posesión del cargo, al día siguiente lo harán los consejeros y el día 21 se celebrará el primer consejo de Gobierno para echar a andar la labor ejecutiva.
Mientras llega ese día, Alfonso Fernández Mañueco tiene que pasar este lunes por el trámite del debate de investidura. Cuenta con los apoyos seguros de PP y Vox que le van a hacer presidente en virtud del acuerdo firmado por ambas partes y del que, por ahora, sólo conocemos algunos detalles y lo mucho que ha costado engranarlo en sus primeros compases. Sus primeros pasos, la eleccion de tres consejeros de Vox y las atribuciones del vicepresidente, han llevado un mes y un día desde que se constituyeron las Cortes con el primer resultado del acuerdo, otorgar la presidencia del parlamento regional a Vox. Y ha habido que esperar otros 24 desde que se constató la evidencia de que Mañueco iba a ser propuesto para intentar la investidura. Poca fluidez por ahora (¿mal síntoma para la durabilidad del acuerdo?) y plazos prolongados que se han ido en decidir la estructura de cargos (el reparto de sillones), en algunas decisiones de régimen interno de las Cortes y en las primeras pinceladas sobre lo que el nuevo gobierno de coalición quiere hacer, y que no termina de aclarar especialmente en una cuestión: las nuevas leyes que quiere Vox.
Por ahora, la relación entre el tiempo destinado y las certezas obtenidas en torno a este asunto es desfavorable, y al candidato le toca empezar a dar explicaciones donde corresponde: en sede parlamentaria. Casi todo lo que hemos conocido por el momento se contiene en el breve documento con las líneas y la treintena de medidas acordadas aquel 10 de marzo en las Cortes, que no es mucho. Vox quiere una ley de concordia y elevar a rango de ley la violencia intrafamiliar, intenciones que han generado recelos. Para aplacarlos sólo se ha dicho que no habrá retrocesos en derechos, que no se derogará nada e incluso que violencia de género y violencia intrafamiliar se complementarán como leyes porque no son lo mismo.
Mañueco pide este lunes la confianza de la Cámara y, aunque tiene los votos necesarios para obtenerla, debe empezar a arrojar luz sobre lo que el documento programático firmado entre PP y Vox va a suponer para estas dos cuestiones espinosas, y para todas las demás. En su discurso, para el que no tiene límite de tiempo, tiene que detallar el programa del nuevo Gobierno que pretende liderar y la opinión pública espera certezas sobre lo que supone implantar en la legislación de Castilla y León conceptos propios de la dialéctica de Vox sobre cuestiones tan asentadas en la comunidad como la memoria histórica y la violencia de género.
Son dos cuestiones que preocupan, pero no las únicas. También tiene que aclarar cuál es el futuro del diálogo social santo y seña de la Junta y ahora entre las atribuciones de un partido que pide quitar subvenciones a los sindicatos; sobre la inmigración 'ordenada' en una tierra necesitada de músculo poblacional; sobre la sanidad rural que está en un momento complicado; sobre la creación de empleo, industria y actividad económica; en torno a la competencia fiscal que nos hacen otras comunidades; o el carácter europeista de sus políticas. Este lunes puede, por primera vez, empezar a explicar qué va a pasar con todo eso, y puede hacerlo donde debe y con luz y taquígrafos.