circle
Clásico

Estructuras y políticas agrarias (y XVII)

Estructuras y políticas agrarias (y XVII)
Ramón Tamames Gómez
Ramón Tamames Gómez
Lectura estimada: 8 min.

En esta última entrega hacemos una serie de recomendaciones para buscar explotaciones en la línea de la sostenibilidad, con la captura de mayor valor añadido por los agricultores, con una estructura más societaria desde el lado de la producción. Buscando nuevos métodos y mayor calidad en facetas como el aseguramiento en un sector en el que los factores climáticos y meteorológicos tienen mucha importancia. Terminamos la larga serie agropecuaria expuesta para los lectores de Tribuna con una referencia al sector forestal, que tiene sus características especiales.

HACIA UN NUEVO SECTOR AGRARIO EN ESPAÑA

En órdenes de magnitud, y para un valor indiciarlo de referencia de la producción final agraria (PFA) de Francia de 150, Alemania, Italia y España, se sitúan en PFAs en torno a una cota de 100. Con la particularidad de que España tiene un 41 por 100 más de superficie agraria útil (SAU) que Alemania, y un 67 por 100 más que Italia, lo cual ya de por sí define una menor intensidad.

Esa situación se debe en parte a factores de fertilidad y de nivel de precipitaciones, pero con todo, España tendría que estar en un nivel de por lo menos 120, más próxima a Francia, y por encima de los otros dos países citados. Lo cual, lógicamente, se corresponde con el propósito de llegar a una producción final agraria, PFA, de al menos 70.000 millones de euros.

Esa idea de recrecer la PFA se relaciona con un mejor aprovechamiento de los recursos, empezando por la base misma de las explotaciones, que es la tierra. En ese sentido, una tarea fundamental es la protección de suelos, en línea con lo que preconiza la UE: contra la compactación, la salinización, la contaminación, la erosión, etc.

En el caso del agua, los márgenes operacionales son formidables, pues aunque en general los agricultores tratan de conseguir un máximo de aprovechamiento, fuera del sector persiste la idea, de que hay un serio derroche de recursos hídricos. Sobre todo en tiempos de sequía, cuando el abastecimiento a las ciudades peligra más o menos y se hace referencia siempre a que la agricultura absorbe algo más que el 70 por 100 del agua embalsable, siendo España uno gran exportadora de agua por sus productos agrarios.

La síntesis de los objetivos hídricos, resulta imprescindible producir mucho más con las mismas hectáreas y la misma agua. Y a ese respecto, es necesario un gran impulso de la política hidráulica en España, valorando el insumo hídrico con mucha mayor atención que hasta el presente.

Nuevos patrones de explotaciones, más sostenibilidad

Parece llegado el momento de abandonar definitivamente el discurso loatorio de la explotación familiar que, salvo en casos muy concretos, ya no se corresponde con las necesidades de una agricultura moderna. Igualmente, ha de relativizarse la referencia a agricultura a título principal y no penalizar la agricultura a tiempo parcial.

Por otra parte, el desarrollo agrario necesita de la plena incorporación del concepto de sostenibilidad, desde el triple enfoque de lo económico, la acción humana y el medio ambiente. Y en el sentido de que la asociación de la tierra y el entorno sea una realidad, con buenas prácticas ambientales en todos los trabajos del campo. Para asegurar, además, a los urbanitas más críticos, un paisaje y ambiente que dé idea precisa del alto valor estratégico que desde fuera de la agricultura se da a esos objetivos.

Todo lo anterior se relaciona con los agricultores como guardianes de la naturaleza, con importantes externalidades (beneficios) para toda la comunidad, que no se valoran en el PIB, pero que tanto influyen en el bienestar general (fábrica de oxígeno, sumidero de CO2, paisaje, esparcimiento, etc.).

Dentro de ese contexto, el envejecimiento de la población rural es un problema serio, no obstante su compensación por el aumento de productividad de los agricultores con la mecanización, las nuevas técnicas, y la biotecnología. Por eso es importante promover la entrada de jóvenes al agro. En ese sentido, casi un 52 por 100 de los nuevos profesionales (32.236 jóvenes) entre 2014 y 2020 no contaron con ningún apoyo específico de la PAC, según los datos avanzados por el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA)[1], mientras que el 48,1 por 100 (29.927 jóvenes) sí dispusieron de algún tipo de apoyo; bien individualmente, bien a través de la ayuda a la primera instalación, un objetivo del segundo pilar de las acciones de Desarrollo Rural.

Los apoyos tendrían que ser mayores para facilitar las necesarias vocaciones rurales, que se abren paso entre algunos jóvenes. "Normalmente te incorporas con treinta y pico, pero este año (2020) hemos visto a gente de 18 que ya lo tiene claro", destaca sobre su experiencia un sindicalista del campo: hay una ventana que parece abrirse. El relevo generacional todavía está pendiente pero, mientras llega, los que ya están resisten y empujan hacia él[2].

Mayor captura de valor añadido e impulso de empresas societarias

Es lógico aspirar a una relación más estrecha entre la agricultura de base y la industria alimentaria, vía contratos a medio o largo plazo por las grandes explotaciones agrarias o los sistemas cooperativos del tipo de Covap, Guissona, Coren, etc. Sólo de esa manera podrán elevarse las rentas agrarias de manera sensible. Como también se hace necesario una relación más estrecha con los grupos alimentarios importantes como Ebro, SOS, García Carrión, Campofrío, El Pozo, etc.

En cuanto a explotaciones, está claro que la tendencia debe ser una mayor dimensión alcanzar unidades medias de talla muy superior. Así, frente a los poco más de 30 Ha. de media (reconociendo la falta de acuracidad estadística, y sobre todo el hecho de que la gran agricultura comercial presenta dimensiones mucho mayores), sería preciso plantearse un horizonte de no más de 100.000 explotaciones en todo el país, a base de impulsar decididamente la agrupación de las unidades de explotación; con incentivos fiscales y de otro tipo.

Esa es la senda para ulteriores avances, a fin de contar con marcas de prestigio; una cuestión fundamental para aumentar exportaciones, como está sucediendo ya por el acceso creciente a las grandes redes de distribución internacionales (tipo Wal Mart) con productos como vinos, aceites, arroz, etc.

Asimismo deberían fomentarse los contratos de participación de los agricultores en las ventajas de las grandes corporaciones agroalimentarias. En ese sentido, es interesante la idea de ir a la institucionalización (como lo ha hecho ya Mercadona) de la figura de los interproveedores en entidades de distribución comercial como El Corte Inglés, Carrefour, Hipercor, Lidl, Aldi, Eroski, Consum, Alcampo, Covirán, etc.

La restauración cada vez está más interesada en los productos de proximidad, como muestra la Fundación Restaurantes Sostenibles, que aglutina a unos 900 establecimientos de toda España. "Hemos dado cursos a más de 1.500 restaurantes para intentar que trabajen con redes de circuito corto de producto, y que el alimento de proximidad sea el referente principal de su carta", explica Sergio Gil[3]. "Los clientes cada vez son más exigentes" manifestó el citado empresario: "Quieren saber qué comen y quién lo ha cultivado. Y en mi opinión, es más importante la proximidad que la certificación ecológica".

Nuevos métodos de producción, calidad de aseguramiento

Es preciso dar un impulso decidido a las nuevas técnicas de agricultura de conservación del suelo (de menos laboreo); de precisión con dosificaciones de inputs más adecuadas, así como los diferentes métodos de agricultura integrada. Como tampoco debe olvidarse el seguimiento de la llamada agricultura ecológica, entre otras cosas para evitar fraudes y alarmismos innecesarios para el resto de las manifestaciones agrarias.

En el caso de las nuevas tecnologías, se trata de potenciar las posibilidades de la biotecnología (transgénicos), cuyo cultivo mundial ya supera los 150 millones de Ha. Sector en el que España presenta un cierto avance comparativo especto al resto de la UE.

También debe tratarse de conseguir mejores calidades con precios competitivos, para productos tradicionales como primores, vinos, aceites, quesos, etc. Lo cual implica una mayor difusión de los productos típicos de cada zona, con campañas de difusión adecuadas.

En cuanto al aseguramiento agrario, a partir de instituciones ya existentes como ENSA y Agroseguro, e implicando más al sector del seguro privado, es necesario extender mucho más la amortiguación o incluso eliminación de los riesgos; llegando al ya prometido y también escasamente instrumentado seguro global de renta agraria, que podrá tener mucha importancia para asegurar rentas a los agricultores.

Aprovechamientos bioenergéticos e incorporación del sector forestal a la sociedad

Los aprovechamientos bioenergéticos -biodiesel, etanol, electricidad a partir de biomasa, etc.- abren nuevas expectativas especialmente, pensando en la sustitución de muchos cultivos herbáceos de secano. En línea de lo que están promocionando empresas como Abengoa, Acciona, Cepsa, Repsol, etc. Sin olvidar que el suelo agrario también proporcionar asentamientos para energía eólica, granjas fotovoltáicas, etc.

En cuanto al tema forestal, con 26 millones de Ha. dentro del concepto de montes (bosques, matorral y pastizales), la PFA oficial de este subsector apenas llega al 0,2 del PIB. Lo que da idea de su abandono y bajos rendimientos en que se sitúa. Se precisa un nuevo despertar para los bosques españoles y una mejor organización de los cultivos forestales, más atención a la micología, la astacicultura, etc.

Sin perjuicio de observar las competencias del Ministerio de Medio Ambiente en la materia, convendría subrayar la necesidad de que se dedique mayor atención al tema de la integración de todo lo forestal en la economía y la sociedad española. Para lo cual es preciso crear un nuevo sistema de apoyos en el marco de la PAC, lo que ayudaría aún más a legitimar dicha política en un ambiente de nuevos objetivos para los bosques, como ecosistemas que contribuyen de modo permanente a la absorción de CO2 (sumideros naturales) y la emisión de oxígeno, en relación con el Acuerdo de París de 2015.

Desarrollo rural

Es un tema fundamental porque ofrece una serie de posibilidades de transferir rentas al sector FAO, incluidos en el caso de los ciudadanos que no siendo agricultores viven cotidianamente en torno a la actividad agraria; y todo ello en condiciones no criticables a efectos de OMC, al no considerarse subsidios determinadas ayudas a la producción rural. Por lo demás, hay que preguntarse qué son las célebres zonas rurales, en un tiempo en que la osmosis con la vida urbana es tan intensa, merced a la mejora de las infraestructuras y a la expansión del parque automovilístico. Sin olvidarnos, desde luego, de la España vacía. Ya no existe la aldea perdida, ni el agricultor es un lobo estepario.

Dentro del desarrollo rural el ecoturismo es cada vez más importante. Por lo cual tal vez sería conveniente crear una contramarca nacional, asociando esta actividad a su sustrato natural de las zonas agrarias. Y otro tanto en relación con la agricultura de montaña, y para los alimentos de alta calidad en ella se produce.

Factor humano y nueva agricultura

En las perspectivas innovadoras de una agricultura potenciada de cara al futuro, es necesario enaltecer en la sociedad el papel de los agricultores, y promover una mayor vocación entre la juventud por incorporarse a los trabajos agrarios. Empezando por llamar la atención de los ninis.

También resulta indispensable normalizar los flujos laborales de la inmigración para los trabajos agrarios, especialmente recolecciones; animando la contratación no sólo vía organizaciones agrarias, sino también a través de las operadoras privadas laborales de inmigración (OPLIs), que tienen un papel decisivo en la normalización de las inmigraciones a plazo fijo para trabajos de campaña.

Adicionalmente a todo lo que hemos discurrido, se hace patente muchas veces la falta de homogeneidad de las medidas que toman las distintas CC.AA. en materia de desarrollo agrario. Por ello, ha de considerarse la posibilidad de una mayor coordinación -vía la conferencia sectorial del MAPA y otros instrumentos- a favor de potenciar el conjunto. Sin subestimar el hecho de que en España tenemos agriculturas regionalmente diferenciadas, pero que con problemas y soluciones muchas veces comunes.

Hasta el próximo viernes, como siempre, los lectores de Tribuna pueden conectar con el autor en castecien@bitmailer.net.

Más Info.

[1] "Casi un 52 por 100 de los jóvenes incorporados al agro no recibió apoyo PAC en 2014-2020", Agronegocios, 8.X.2021.

[2] Iker Vega y Elena San José, "El campo espera su relevo generacional", El País, 14.IX.2021.

[3] Miguel Ángel Medina, "Los alimentos de proximidad ganan terreno entre los consumidores", El País, 23.X.2021.