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Posición y oposición para la disyuntiva de VOX

Félix Ángel Carreras Álvarez
Félix Ángel Carreras Álvarez
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El ex vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García Gallardo, se ha estrenado en su nuevo cargo de portavoz parlamentario de VOX en las Cortes regionales. La ruptura de todos los acuerdos suscritos en su momento entre VOX y el Partido Popular a nivel autonómico rompió una suma de coaliciones e intereses políticos que saltaron por los aires porque Santiago Abascal se aferró a su argumentario sobre inmigración para marcar diferencias con los populares. Ese estallido ha sacado a Gallardo del Colegio de la Asunción para instalarse en los despachos de las Cortes y ejercer la oposición en una situación realmente complicada.

Gallardo argumenta que antes lo debatía internamente, pero ahora utilizará el hemiciclo para defender los "principios de su partido". Esta afirmación pone en entredicho todo lo que VOX había construido junto al PP cuando ambos compartían Gobierno. Viene a resumir el capítulo de cesiones de un pacto que pretendía visibilizar la capacidad de VOX para, también, gobernar al margen de trazar unas pautas ideológicas muy marcadas. En realidad, el trasiego de VOX por el Gobierno de Castilla y León no ha sido un vendaval, precisamente. Empezó haciendo un casting para reclutar candidatos a ocupar los altos cargos de las diferentes consejerías asignadas en el reparto de cromos. Después, se fue diluyendo absorbido por un PP con mayor estructura, capacidad y experiencia. Prácticamente acabó fagocitando a su compañero de viaje hasta la ruptura definitiva que llega en contra de muchos criterios internos en VOX, discrepantes con la postura casi unipersonal impuesta por Abascal.

El PP de Castilla y León puede estar tranquilo. VOX no va a participar en ningún cónclave que pueda apartarle del poder. Esto está claro y Gallardo también lo dejó claro. No obstante, veremos al ex vicepresidente en un tono más beligerante con temas como la Ley de Concordia o el Diálogo Social, con su enfrentamiento permanente a la concesión de ayudas o subvenciones a los sindicatos en eso que el nuevo portavoz de VOX califica como "políticas de izquierdas".

El problema no es solo para Gallardo, sino para la credibilidad de su partido y la fidelidad de sus votantes. VOX recogió muchos votos de ex seguidores del PP que ahora observan la nueva reinvención de un partido con evidente falta de identidad. No es sencillo recolocarse en la oposición y defender posturas que antes no defendías en el Gobierno. El suelo de votantes puede ser más o menos fiel, pero la capacidad de crecimiento está bastante limitada y ese es el nicho que está recuperando un PP cada vez más asentado, disfrutando de gobernar en solitario pese a no tener mayoría absoluta y sin un PSOE enfrente que le pueda inquietar. En realidad, la oposición socialista la representa más el Delegado del Gobierno, Nicanor Sen, que un Luis Tudanca con tormentas internas en forma de casos de abusos y dimisiones obligadas en su grupo parlamentario y al que se le aplica eso de "ni está ni se le espera".

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