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Vecinos de Torrecaballeros frustran robo nocturno en varios chalets, durante las fiestas del pueblo

Los intrusos ya estaban en un jardín privado, portando herramientas propias de estos delitos

Vecinos de Torrecaballeros frustran robo nocturno en varios chalets, durante las fiestas del pueblo
Zona de Torrecaballeros donde se produjo el incidente
José Antonio Quirce
José Antonio Quirce
Lectura estimada: 3 min.
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Un grupo de vecinos de Torrecaballeros logró frustrar, en la noche del sábado, el allanamiento de varios chalets, con intento de robo, durante la verbena de las fiestas patronales.

La denuncia interpuesta por los vecinos ante la Guardia Civil de La Granja relata que varios de ellos se encontraban disfrutando de la verbena cuando un conocido se acercó y comentó que a un vecino acababa de saltarle la alarma de presencia no autorizada en su propiedad.

El grupo decidió acercarse a sus propias viviendas y, al inspeccionar el jardín de la primera de ellas, la que se encontraba más cercana, comprobaron que todo estaba normal. De allí se dirigieron al siguiente chalet, donde permanecía la esposa de uno de los amigos, con sus dos hijos pequeños. El grupo se dividió y dos de ellos se acercaron por la parte trasera, mientras el tercer amigo lo hacía por el jardín frontal.

Fue este tercer vecino quien, con la linterna de su teléfono móvil, descubrió tres figuras agazapadas detrás de un seto y comenzó a gritar avisando a su compañeros: 'están aquí, están aquí', y los tres corrieron hacia el seto, del que los desconocidos salieron a toda prisa, saltaron la valla del chalet y emprendieron la fuga por un descampado trasero.

Los tres amigos, en grupo, salieron tras el fugitivo más cercano, al que lograron atrapar, tumbaron en el suelo e inmovilizaron, mientras otros vecinos, atraídos por el bullicio y en conocimiento de la alarma por posibles ladrones, ya habían avisado al 112, solicitando la presencia de la Guardia Civil.

Mientras llegaba la patrulla, los vecinos comprobaron que, en una mochila que llevaba el fugitivo, había un destornillador de grandes dimensiones y una palanca de más de medio metro de longitud, herramientas usadas habitualmente para reventar cerraduras y abrir puertas y portones.

El grupo de vecinos, cada vez más numeroso, pudo retener al fugitivo, mientras durante un rato, los otros dos intrusos les arrojaron piedras de considerable tamaño, que por fortuna no causaron daño en los vecinos de Torrecaballeros. El número cada vez mayor de ciudadanos aproximándose a la vegetación en la que se ocultaban los presuntos ladrones hizo que éstos cesaran de lanzar piedras y se alejaran unas decenas de metros por la zona despejada, en dirección al piedemonte de la sierra.

Los vecinos implicados en el incidente pasaron las siguientes horas, hasta casi las cinco de la mañana, declarando los hechos e interponiendo la denuncia correspondiente ante la Guardia Civil de La Granja.

El relato de cómo se produjo el allanamiento del jardín donde fueron encontrados los sujetos, las herramientas que portaban, sus características físicas y su modus operandi, aprovechando la presencia de la mayor parte de vecinos en la plaza y zonas de las fiestas, confirma que estos sujetos pueden ser autores de otros casos de robo producidos en chalets de distintas poblaciones de la provincia a lo largo de este verano.

Hay indicios de que, incluso, los delitos de estos individuos podrían remontarse a años anteriores, por lo que las investigaciones iniciadas a raíz de la denuncia surgida en Torrecaballeros se orientan a comprobar la relación de este incidente con otros delitos similares más antiguos.

El suceso se resolvió con un final feliz, teniendo en cuenta que la actuación de los vecinos, moviéndose en grupo, la precaución al ir rápidamente a comprobar sus casas en cuanto supieron de la primera alarma inicial y el apoyo de otros vecinos que fueron acudiendo al lugar de los hechos, impidieron lo que parecía más probable: la entrada forzada de los tres individuos en varios chalets de la zona. Entre ellos, el de uno de los tres amigos, en el que se encontraba su esposa, con dos niños pequeños, sin ninguna otra defensa que la seguridad de tener sus puertas cerradas, seguridad que los asaltantes hubieran destruido, de no haber sido sorprendidos, momentos antes de su delito, en el jardín privado de ese chalet.