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Polémica en Pinarejos por el proyecto de planta de biometano

La Plataforma Ciudadana de Pinarejos se moviliza contra la planta, al alegar que causará a la comarca más perjuicios que beneficios

Polémica en Pinarejos por el proyecto de planta de biometano
José Antonio Quirce
José Antonio Quirce
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La Plataforma Ciudadana de Pinarejos y la Comarca Oeste ha convocado una manifestación para el domingo 19 de enero (a las 11.30 horas, con inicio en las escuelas de Pinarerjos), con la que expresarán el rechazo vecinal al proyecto de construcción de una planta de biometano en las inmediaciones del casco urbano, impulsado por las firmas Mapfre, IAM Carbonzero y Abante.

La plataforma vecinal ha expresado su postura motivada por los posibles impactos negativos de esta instalación en el medio ambiente y la calidad de vida de los habitantes de Pinarejos y pueblos colindantes, por lo que pide a las autoridades que detengan el proyecto.

Según representantes de la plataforma, el proyecto no asegura a los vecinos que queden exentos de sufrir malos olores, generación de residuos y contaminación de acuíferos y suelos.

Otras preocupaciones de la población se centran en la posibilidad de que la planta afecte negativamente a la salud y el bienestar de los habitantes y la alteración del paisaje y del ecosistema local.

Un aspecto que destaca la Plataforma es el aumento del tráfico de camiones en una de las calles externas de la población, con los riesgos de seguridad vial, además del aumento de contaminación por emisiones y ruidos.

La Plataforma Ciudadanos de Pinarejos y de la Comarca Oeste ha invitado a todos los ciudadanos de la zona a unirse a esta manifestación para defender el futuro de Pinarejos y de su entorno, exigir un desarrollo realmente sostenible y respetuoso con el medio ambiente y que plantas como esta no se construyan en las cercanías de los pueblos.

El proyecto diseñado para Pinarejos está pensado en el camino entre el núcleo urbano y Mudrián, a apenas 2 kilómetros del pueblo. Según los portavoces de la Plataforma, desde el inicio del proyecto se dio escasa información a la población, que supo del mismo únicamente por la colocación de un cartel en el municipio.

Desde la Plataforma se reconoce que las plantas de biometano tienen potencial como fuentes de energía renovable, pero advierten que durante su funcionamiento generan fuertes malos olores, aumento del tránsito de vehículos pesados y emisiones de gases nocivos.

Algunas de las moléculas nocivas que se citan dentro de la actividad de estas plantas son el ácido sulfhídrico, dióxido de carbono, nitrógeno y nitratos, en forma sólida y líquida. Además, dado que los residuos que se utilizan para generar el biometano no provienen exclusivamente de estiércol o podas agrícolas, sino de otros vertidos más contaminantes, se crea riesgo de contaminación de acuíferos, mientras los residuos permanecen almacenados al aire libre, en el entorno de la planta.

El biometano es un gas natural que se obtiene al depurar biogas, gas que se produce al descomponer materia orgánica (residuos vegetales, purines, estiércol, restos alimentarios y cualquier resto vegetal o animal, incluidos desechos industriales y lodos de depuradora) en ausencia de oxígeno. Al faltar el oxígeno, la materia orgánica fermenta y se descompone produciendo gas que se recoge y se depura, para extraer la fracción del metano, el gas combustible que conocemos como 'gas natural'.

Las bacterias que descomponen la materia orgánica producen alrededor del 60 ó 70 por ciento de gas metano, junto a dióxido carbónico, agua, nitrógeno, oxígeno y ácido sulfhídrico. La depuración de todo este conjunto de emisiones bacterianas logra recoger un metano de alrededor de 95 por ciento de pureza, apto para su uso como combustible, tanto en las redes de gas natural como para el transporte (en vehículos con gas licuado). En la actualidad, se está planteando la transición energética de Europa con el desarrollo de plantas de este tipo de procesamiento, aunque ha surgido la polémica entre inversores, que estiman esta tecnología como una fuente de ingresos, y vecinos, que entienden que las plantas de digestión no deben diseñarse cerca de los núcleos urbanos, y debe asegurarse el máximo rigor en la gestión, para evitar residuos, fugas y perjuicios a las comarcas donde se implantan las instalaciones digestoras.

En el caso de Pinarejos, la comarca es parte de la conocida como 'Tierra de Pinares', una enorme extensión del norte de Segovia, sur de Valladolid y una parte de Ávila, en la que se explota el pinar como productor de resina, piñones y material combustible (leña y pellets).

Desde el punto de vista de los promotores del proyecto, la consultora IAM Carbonzero ha hecho públicos detalles técnicos sobre el proyecto, que tendrá una capacidad de tratamiento de residuos de 231.000 toneladas anuales de residuos agroalimentarios no peligrosos, recolectados en un radio máximo de 30 kilómetros.

El perfil de residuos tratados será en un alto porcentaje de purines de cerdo (más del 80 por ciento) y el resto se complementará con estiércol de pollo, cabra, gallinaza y paja de cereal.

La producción energética anual alcanzará los 91.870 megawatios hora de biometano (equivalente al consumo de calefacción de 12.000 hogares), que será inyectado directamente en la red de gas existente, sustituyendo al gas natural fósil.

El residuo orgánico que queda tras la digestión bacteriana anaeróbica de la materia orgánica original podrá ser usado como biofertilizante, con una producción de 210.000 toneladas anuales (entre sólido y líquido).

Respecto a otra inquietud de la plataforma, el uso de agua, según IAM Carbonzero, el diseño asegura que el agua utilizada provenga en su totalidad de regeneración y recolección de aguas pluviales, reduciendo al mínimo el consumo de agua potable, que será inferior al 1 por ciento.

Otro aspecto controvertido, el de la producción de olores se evitaría con un sistema estanco que garantiza la ausencia de emisiones de olores, reforzado con biofiltros para la filtración del aire, camiones cerrados para el transporte, y almacenamiento hermético de los biofertilizantes.

Por último, los promotores enumeran algunos de los beneficios ambientales y sociales del proyecto en la comarca, como la reducción de residuos de purines, el impulso de la economía de Pinarejos, con la inversión de 33 millones de euros que supondrían una licencia de obras estimada en 300.000 euros, y más de 100.000 euros anuales en impuestos por el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) durante 25 años.

Además, los promotores aseguran la creación de 60 empleos durante un año, en la fase de construcción, y de 14 empleos directos de alta cualificación (en energía y agua, química, agricultura y mantenimiento) durante 25 años.

Según aseguran desde IAM Carbonzero, la planta estará ubicada en el Polígono 7 de Pinarejos, con rutas de acceso diseñadas para evitar el paso por núcleos urbanos.

Por último, los consultores aseguran mantener un canal de comunicación y explicación permanente a los vecinos de Pinarejos, a través de reuniones públicas en el municipio y el correo hablamos@iamcarbozero.com, desde donde se contesta cualquier duda o inquietud que pueda surgir a lo largo de todo el proyecto.